sábado, 5 de agosto de 2017

RIBEIRA DO SEIXAL INTEGRAL


Segunda jornada de nuestro viaje a Madeira. Siguiendo con el plan previsto, y después de utilizar el primer día para tomar contacto con los barrancos de la isla, la idea era afrontar el primero de los dos descensos integrales que nos habíamos fijado como objetivo: la ribeira do Seixal. Sobre el papel, combinar las partes superior e inferior de este río supone afrontar una actividad de unas diez horas, superando mediante treinta y seis rápeles -sin contar fraccionamientos- un desnivel de casi novecientos metros en tres mil doscientos metros de longitud. No está mal, ¿eh?

Eso sí, la combinación de coches es obligatoria, y muy larga: en caso de no caber todos en un solo coche, hacer dos viajes a la cabecera nos puede llevar más de dos horas, un tiempo excesivo teniendo en cuenta que la actividad requiere horas y hay que estar temprano en cabecera. Afortunadamente, la organización del meeting nos solventó ese problema y nos llevó en furgoneta hasta el punto de inicio de la aproximación: nosotros sólo tuvimos que preocuparnos por dejar nuestros coches en el parking de salida.


Tramo superior

El tramo superior empieza en una vaguada poco profunda, invisible desde la carretera. Siendo así, algo te dice que la única forma de que aquello se encaje es que aparezca una buena vertical... y en efecto, a los pocos metros de entrar en el cauce uno se da de bruces con una cascada de cuarenta y dos metros, seca el día de nuestro descenso.


panorama desde la cabecera del primer rápel, por encima de las nubes

superando la pared del primer rápel
un pequeño salto en los inicios del descenso


refrescante badina a principios del tramo superior
Después de un inicio tan vertical, el cauce se toma un descanso y llanea durante unos ciento cincuenta metros. Tras ellos empieza una sucesión de rápeles de diferentes alturas, con una cascada de treinta metros bastante quebrada como punto culminante. Esta zona presenta algunos encajamientos, y también badinas que nadar.

A mitad del tramo superior, pasados ya unos trece rápeles, encontraremos la vertical más alta del barranco, de cincuenta y cinco metros. Montaremos el correspondiente pasamanos de acceso, fácil de gestionar, y nos encontraremos ante un balcón similar en aspecto y amplitud al del rápel con el que empezamos el barranco. Aparentemente no hay más que lanzar la cuerda y bajar por ella hasta el suelo... sin embargo, hay que prestar mucha atención a unas lajas de roca verticales, cortantes como cuchillos, situadas a unos cuarenta metros del suelo e invisibles desde la reunión. Desconociendo este peligro, el rápel se montó en simple, y para cuando bajó el tercero, en el punto de roce la cuerda ya presentaba el aspecto que puede verse dos fotos más abajo. Por suerte, el incidente no llegó a convertirse en accidente, y se saldó únicamente con el corte de una cuerda. (Que era mía. Este año llevo dos. He decidido que a partir de ahora nadie volverá a tocar mis cuerdas.).


el segundo en rapelar la vertical de 55 metros, a punto de encontrarse con el roce


Este corte estaba a cuarenta metros del suelo. Y dicen que la funda de las Dana 9 no desliza...


Después de la vertical y el susto, el barranco gana verticalidad y se sumerge en un tramo muy encajado y tremendamente bonito, con rápeles muy continuados de veinte metros o más.

Rápeles largos, en seco y tapizados de verde...
...caracterizan esta parte del descenso

En alguno que otro también aparece el agua...
...y los últimos son más abiertos y abruptos.

 
Cuando la garganta se vuelve a abrir, un par de rápeles más y unos destrepes conducen a la levada que marca el final del tramo superior y el principio del inferior. 


Tramo inferior

La segunda parte del Seixal se inicia con varios rápeles de poca altura en una zona relativamente abierta. Sin embargo, el barranco no tarda en cerrarse y dar paso a una de las zonas más estéticas de todo el recorrido, con magníficos colores y juegos de luces.


uno de los primeros rápeles del tramo
R6, 19m, visto desde arriba

R6, 19m, visto desde abajo
R7, 10m: un tramo precioso


En todos los barrancos de Madeira parece que sea obligatoria, al menos, una vertical fraccionada. Tras los rápeles que acabamos de ver llegaremos a la correspondiente al Seixal inferior: una cascada de treinta y ocho metros, con pasamanos de acceso a la reunión de salida y un fraccionamiento a veintitrés metros del suelo.

Oscar, en el rápel de 38 metros. El fraccionamiento se encuentra exactamente debajo de él.


miembros de otro grupo, en el fraccionamiento
En este punto tuvimos el segundo "incidente" del descenso. El primero en bajar se pasó el fraccionamiento, y en las consiguientes maniobras posteriores -bajó otro a buscar la reunión y montar cuerda mientras el primero esperaba cómodamente en una repisa- perdimos bastante tiempo.  Aún así, no hubo mayor problema.

No es de extrañar que el compañero se la saltara, ya que el fraccionamiento se encuentra en un desplome, justo bajo el chorro de la cascada. Su situación es bastante incómoda, sobre todo para aquellos a los que les toque montar o desmontar el rápel, que deben tragar agua mientras maniobran. Doy fe de ello.

Más tarde nos comentaron que la cascada puede bajarse perfectamente sin hacer el fraccionamiento, directamente desde arriba. Sin embargo, todos sabemos que la mera existencia de una reunión muchas veces hace que la uses sin plantearte que exista otra opción...

Una vez al pie de la cascada, trescientos cincuenta metros de marcha por el cauce nos separan de los rápeles finales. Un último estrecho y llegaremos a la confluencia con el Hortelã: por delante ya sólo nos quedarán unos metros de trámite hasta alcanzar el sendero del retorno y dar por finalizado un descenso "a programar sin dudar", como dicen las viejas guías de Edu Gómez.


el último estrecho del descenso...
...también es muy estético



Datos de interés

Fecha del descenso: 7 de junio de 2017

Dificultad:  v4 a2 II para cada tramo

Acceso desde: Seixal (Madeira, Portugal)

Combinación de coches: Sí, obligatoria

Aproximación: Desde Seixal, tomaremos la carretera VE2 en dirección a São Vicente, pero al poco de salir de la población, superado el punto kilométrico 6, giraremos a la derecha y tomaremos la carretera que sube a Chão da Ribeira. Cruzaremos un puente, el asfalto se convierte en tierra y llegaremos a una piscifactoría, con un buen aparcamiento. Dejaremos allí nuestro primer coche y con el segundo volveremos atrás, recuperaremos la carretera VE2 y nos dirigiremos esta vez hacia Ribeira da Janela, población a la que accederemos a la salida de un túnel. Siguiendo ahora las indicaciones a Paúl da Serra, ascenderemos por la sinuosa carretera ER209, dejaremos atrás las casas y llegaremos finalmente a un altiplano despejado. Atención aquí: en una recta, a unos diecinueve kilómetros del desvío de Ribeira da Janela, encontraremos una pista que cruza la carretera, con una verja metálica de color verde a la izquierda. Aparcaremos el segundo coche, cruzaremos esa verja y seguiremos la pista durante unos trescientos metros. Luego nos desviaremos a la izquierda, por una senda poco trazada, y finalmente llegaremos al cauce del Seixal, poco marcado en sus inicios. La combinación de coches nos llevará cerca de una hora, y la aproximación a pie, diez minutos.

Descenso: Unas diez horas para la integral (6h el tramo superior, 4h el tramo inferior). En nuestro caso (siete personas), el descenso integral llevó unas ocho horas con gestión de problemas incluída.

Retorno: Finalizado el descenso, y tras un tramo de bloques, encontraremos un sendero marcado en la orilla izquierda que nos conducirá de nuevo al aparcamiento de Chão da Ribeira. Tiempo, unos 30 minutos.

Rápel más largo: 55 metros

Material: cuerdas 2 x 65m, neopreno completo o combinación ligera.

Lo mejor: actividad muy completa, técnica y estética.

Lo peor: roces peligrosos, combinación de coches muy larga.

Valoración personal (de 0 a 4): 3,2 para el conjunto


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