Cerca de la salida del Lodrino, en el pueblo del mismo nombre, hay un pequeño aparcamiento. Los vecinos deben estar hartos de ver, los fines de semana de verano, a legiones de barranquistas mojados quitarse el neopreno y quedarse en pelotas junto a sus terrazas. Enfrente hay también un pequeño supermercado Denner. ¿Cuantas veces habré comprado allí? Recuerdo bien la primera vez que pisé el lugar, el día en que fuimos hasta el final del pequeño paseo fluvial para ver cómo iba de caudal ese mítico barranco. Desde aquel día de
2009 han pasado cuatro años, y el lugar se ha convertido en algo familiar; no en un recuerdo estático, sino en uno de esos escenarios que pasan a formar parte de tu vida y se mantinenen dinámicos, porque has vuelto varias veces y sabes que lo seguirás haciendo.
Sin embargo, por uno u otro motivo, hasta
este viaje no he podido recorrer las naves de esa catedral de agua y granito que es el Lodrino. Por dos veces me había quedado a las puertas, y esta vez debía ser definitiva. Por eso David, Harkaitz y yo salimos dos días antes que el resto del grupo, viajamos hasta Ticino y nos aseguramos el descenso de este gran barranco antes de desplazarnos hasta Lombardía y encontrarnos con los demás. El que fue nuestro primer descenso del viaje, doce días más tarde sería también el último: antes de volver a casa, repetimos el barranco junto al resto de amigos, y de esa manera cerramos el círculo y nos desquitamos doblemente.
Val Lodrino intermedio (v3a4III)
La parte intermedia del Lodrino es en general encajada y sinuosa. Flanqueados por altas paredes de granito, avanzaremos por un cañón de escaso desnivel, en el que el rápel de 47 metros de los inicios es una excepción: el resto de cascadas equipadas no supera los once metros. No obstante, los anclajes nos llevan muchas veces a entrar de lleno en el activo, por lo que aunque tengan pocos metros, algunos pasos pueden complicarse con caudal.
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Rápel de 47 metros, al poco de empezar |
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De vez en cuando toca nadar |
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Las cascadas son cortas, pero caudalosas |
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Negociando un pequeño resalte |
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Algunos pasos obligan a entrar de lleno en el activo |
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Uno de los varios rápeles cortos |
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Tobogán que marca el inicio del segundo tramo |
El tramo se baja en una hora, algo más si va fuerte. Eso, sumado a su interés estético y a la corta duración del tramo inferior, hace que merezca la pena encadenar ambas partes del barranco al menos la primera vez.
Val Lodrino inferior (v5a5III)
El paso bajo un puente metálico y el tobogán que viene a continuación marcan el inicio del tramo inferior del Lodrino, el más espectacular, bonito y técnico del descenso. El haber oído y leído tanto y tan bueno del barranco puede condicionarnos, pero la verdad es que es un descenso majestuoso, superlativo. A la inversa que la parte intermedia, empieza con resaltes y rápeles de menor altura, para ganar verticalidad en sus pasos finales. Hasta llegar a éstos, lo que nos espera son paredes muy pulidas, aguas cristalinas, enclaustramiento y belleza.
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Salto de cinco metros al principio del tramo |
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El agua, inevitable en ocasiones |
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El agua es increíblemente transparente |
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Juegos de luz y color |
Durante nuestro recorrido encontraremos primero "el tubo", un rápel acanalado muy estético y uno de los lugares más fotografíados del barranco. Más adelante llegaremos a la mayor cascada del tramo, un salto de agua de 45 metros caprichosamente esculpido y tan espectacular como bonito.
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"el tubo", sin duda la foto del descenso |
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el majestuoso rápel de 45 metros |
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Iniciando el descenso del rápel de 45 metros |
Posteriormente encontraremos unos ciento cincuenta metros de caos abierto y sin interés. Son la antesala de las últimas dificultades del descenso, dos rápeles de 34 y 22 metros. El primero requiere sortear la vena en la salida a la vertical y evitar los péndulos y los movimientos bruscos, ya que en ese punto el agua oculta un roce que nos costó un corte de cuerda. Una vez abajo, podremos admirar el arco de roca bajo el que acabaremos de pasar.
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Evitando la vena en el R 34 m |
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El R 34 m es bastante resbaladizo |
En cuanto al último rápel, el de 22, obliga a un último cruce de vena sin demasiada dificultad. Es un mero trámite que nos dejará por fin en la poza final.
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un último cruce de vena antes de acabar |
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Último rápel, y checkpoint del descenso |
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Rats Team! |
Éste fue el último descenso de
nuestro viaje. No se me ocurre mejor forma de cerrar dos semanas de barranquismo y amistad en los Alpes, ni de motivarnos para empezar, ya mismo, a preparar las expediciones que aún están por llegar.
Datos de interés
Acceso desde: Lodrino (Ticino, Suiza)
Aproximación: 1h para los dos tramos. Con combinación de coches, 20 min.
Descenso: de 1 a 2 h el tramo intermedio; de 2 a 3 el inferior
Retorno: 5 min
Cuerdas: 2 x 50 m
Fotos: Xavier, David Sánchez
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