lunes, 28 de noviembre de 2016

FLUAZ


últimas cascadas, fáciles de observar
Gavirolas y Fluaz fueron dos de los descensos que nos planteamos y observamos in situ durante nuestro viaje a Suiza central en 2015, pero que finalmente quedaron descartados sobre la marcha. No los habíamos olvidado, de manera que cuando se puso a llover en Oberland y nos quedó claro que allí la fiesta había acabado, cogimos la autopista en dirección a Flims y al cantón de Grisones.

Fluaz era nuestro primer objetivo, por lo que subimos al lago de Pigniu y visitamos sus últimas cascadas, fácilmente visibles. Por desgracia, seguía lloviendo y el barranco bajaba demasiado fuerte. Decidimos darle un par de días de margen: matamos el tiempo valorando caudales, bajamos el Ual Ault Vorab y al tercer día, por fin, acometimos el Fluaz.

Gran descenso.

Cuando hace tiempo que tienes algo entre ceja y ceja, sea lo que sea, se corre el riesgo de que al conseguirlo no parezca para tanto. Es lo que temía que pasara con este descenso, pero no: acabó siendo mejor de lo que esperaba. Y es que no sólo es bueno el barranco, sino la actividad en su conjunto, incluyendo una aproximación aérea y expuesta pero bella al mismo tiempo, y unas vistas finales del lago que permiten apreciar el paisaje y también el desnivel existente. Entre ambas cosas pasaremos de cinco a seis horas trabajando, montando rápeles que unas veces estarán equipados y otras tendremos que improvisar, y que en alguna ocasión nos harán pensar un poco antes de entrar de lleno en el activo. En el vídeo que ha montado Josito tenéis el resumen perfecto:





Entrando un poco más en detalle, el descenso empieza con un par de estrechos bonitos y bien formados, con abundantes aristas, recovecos, puentes de roca y otras formas caprichosas. Algunos pasos son estrechos y los rápeles presentan poca altura hasta llegar al final del segundo de estos tramos, donde encontraremos un rápel de treinta metros por el activo, y luego otro de diecisiete. 

primeros pasos en el interior del descenso
juego de luces a la salida del primer estrecho


aristas y puentes de roca...
...en el interior del segundo estrecho

a punto de recibir una ducha en el rápel de 30 metros, el penúltimo de esta parte

encadenamiento de rápeles anterior al tramo abierto
Después de esto, el barranco concede una tregua y atraviesa un tramo abierto, poco interesante, con varias rampas en el centro. El cauce se ensancha, y aunque se mantiene encerrado entre altas paredes, permite algún escape a izquierda y derecha.

Luego el descenso vuelve a encajarse, aunque en general no tanto como en sus inicios. Sin embargo, gana en desnivel y en intensidad. Varios rápeles de hasta quince metros nos llevarán al punto clave del descenso: un rápel que en las reseñas aparece como de setenta metros, con poza intermedia y por el activo. Hoy día, en la salida de esa poza intermedia hay una reunión que permite fraccionar el paso en dos rápeles, de 40 y 10 metros. Mucho ojo en el de cuarenta con el caudal, porque aunque podemos jugar a esquivar el activo durante la primera mitad, al final resulta imposible.

Si el rápel se antoja infranqueable, en teoría podemos escaparnos del cauce hacia la izquierda y rapelar desde un árbol para alcanzar otra reunión, en la pared, que nos permita llegar hasta abajo en seco. ¿Por qué digo en teoría? Porque nosotros fuimos a echar un vistazo y no vimos reunión alguna. 

  
cabecera del rápel de 40 m: buenas vistas y jaleo abajo
el fraccionamiento actual facilita las cosas

 A partir de aquí hay algún que otro rápel sencillo, pero también un tramo algo descompuesto con un salto en el que no vimos reunión y tuvimos que improvisar en un tronco. Ya no se tarda en llegar al desenlace del descenso, en el que encadenaremos varios rápeles, uno tras otro, hasta tocar suelo al pie de la gran cascada final.

rápel algo tumbado con el que iniciaremos el encadenamiento final

la tirada de rápeles final, vista desde el lago
el último rápel, largo pero sin dificultades

Una vez abajo, al volver la vista atrás, las cascadas finales, que escudriñábamos antes de la aproximación, se ven de otra manera...

Ah, por cierto. No os relajéis. Tres días después de nuestro descenso tuvieron que sacar a un grupo del Fluaz en helicóptero. Desconozco los detalles.



Datos de interés

Fecha del descenso: 28/10/2016

Dificultad: v6 a4 IV

Acceso desde: Flims (Grisones)

Aproximación: Desde Flims, tomaremos la carretera que sube a Pigniu y posteriormente al lago del mismo nombre. Aparcaremos bajo el muro de la presa -seguir subiendo en coche está prohibido- y continuaremos a pie, subiendo a la presa y cruzándola para tomar el camino de su derecha orográfica. Al fondo del valle veremos, a la izquierda, las últimas cascadas de nuestro descenso, y a la derecha, las del Aua dil Mer. Siguiendo pues el camino, cerca de un bloque de piedra con marcas de pintura, nace una senda poco trazada que remonta la ladera. Ascenderemos por ella y pronto empezaremos a enriscarnos, superando algunas fajas y pasos de escalada de tercer grado. Este tramo es aéreo y expuesto, y un resbalón o una caída sería la última. Si hay nieve o hielo, es mejor darse la vuelta y ni siquiera intentarlo. Más adelante, el sendero se interna en el valle del Fluaz y lo remonta alcanzando unos prados, desde los que ya se ve claramente la grieta de nuestro descenso y la del Gavirolas, algo más arriba. Sobre los acantilados de la otra orilla veremos una cabaña de madera: al llegar a su altura, bajaremos por los prados y entraremos al cauce. Tiempo total, unas 2 horas.

Lago de Pigniu, en octubre de 2015. Con esa nieve, es muy posible que la aproximación fuera demasiado expuesta o directamente imposible.

Descenso: De 5 a 6 horas, según grupo y caudal.

Retorno: Después de bajar el rápel de cuarenta metros, saldremos del cauce por la izquierda y tomaremos el sendero que desciende hacia el embalse, para luego bordearlo y volver al aparcamiento. Tiempo, 25 minutos.

Rápel más largo: 40 m (50 m si rapelamos por fuera una de las cascadas clave).

Material: cuerdas 2 x 50 m 

Observaciones: El equipamiento siempre es una incógnita en estos barrancos. Nosotros tuvimos que improvisar varios rápeles, instalando en puentes de roca, salientes o troncos empotrados. Imprescindible llevar material variado para equipar o reponer.

Lo mejor: descenso muy completo, actividad magnífica en su conjunto.

Lo peor: la expuesta aproximación puede convertirse fácilmente en infranqueable a la que nieve o hiele un poco.

Valoración personal (de 0 a 4): 3'5


Fotos: David Sánchez, Edy Candrian, Xavi Guerrero
Vídeo: Josito

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