jueves, 26 de octubre de 2017

GOUFFRE D'ENFER


La gouffre d'Enfer está considerado como el barranco más completo y difícil del Pirineo. Cualquier barranquista que busque algo más que pasar un rato divertido, que disfrute afrontando retos, ha de plantearse su descenso tarde o temprano.

En mi caso transcurrió un tiempo entre el momento en que empecé a darle vueltas a su topo y el día en que acabé entrando en él. Eso pasó hace ya unos años. Y como me ha pasado con muchos otros descensos de envergadura, una vez conseguido... caso cerrado y archivado. Hay determinadas actividades que se afrontan como un problema matemático, que te hacen pensar, estudiar, calcular... Que suponen un esfuerzo y con los que disfrutas cuando por fin los resuelves. Sólo hay una pega: esas sensaciones solo se pueden vivir una vez. La segunda, cuando ya sabes la respuesta, no tiene gracia.

Aún así, por suerte la memoria es frágil... y llega un momento en el que ha pasado el tiempo suficiente como para volver a ponerte delante de uno de esos viejos problemas. En mi caso, la oportunidad de revisitar la gouffre se presentó a propuesta de los amigos del TEC, y llegó en el momento oportuno. Iba siendo hora de volver al fondo del valle de Lys -un fondo de valle, por cierto, muy distinto desde las crecidas de 2012 o 2013-. Iba siendo hora de recorrer de nuevo el sendero zigzagueante que conduce a la cabane des crabioules. Iba siendo hora, en definitiva, de volver al agujero del infierno y verlo con siete años más de experiencia a mis espaldas.


Primer tramo

El descenso de la Gouffre d'Enfer tiene el gran aliciente de ir de menos a más, cosa que acostumbra a dejar siempre un gran sabor de boca. En efecto, el primero de los tres tramos es el más sencillo de todos, pero ojo: eso  no significa que sea malo. Al contrario, el descenso ya empieza con intensidad, y con multitud de rápeles encadenados que dan trabajo constante. 

recepción del primer rápel: empezamos bien
dos rápeles encadenados en el estrecho inicial


ambiente alpino pero bien excavado
cascada amplia en una zona más abierta


un último estrechamiento antes del primer descanso

El paso más característico de este primer tramo es posiblemente una cascada en ese, de gran tamaño, situada en una zona más abierta a principios del tramo. El paso se supera fraccionándolo en tres rápeles de hasta 21 metros, con pasamanos inicial y cruce de vena incluídos. No es el paso más estético, pero sí se diferencia del resto en esta parte del barranco. 


Al final de la primera parte encontraremos el puente y el mirador sobre la cascada de la gouffre d'Enfer: momento de hacer un breve descanso y valorar como nos está yendo. Si lo hemos pasado mal antes de llegar aquí, estamos a tiempo de dejarlo.









Segundo tramo

Xavimu, en la segunda fracción de la gouffre d'Enfer
Bajo el puente, un rápel corto nos deja ante la gouffre d'Enfer, la cascada que da nombre al descenso: sesenta metros de caída, fraccionada en tres rápeles, que da lugar a un inicio potente del tramo. Los rápeles evitan el caudal en lo posible, pero abajo nos espera el pasillo del viento, con una recepción movida en función del caudal y en que las esperas se pueden hacer muy largas por culpa de las frías corrientes de viento que lo azotan. Y la intensidad no se acaba aquí: tras ese pasillo montaremos un pasamanos y afrontaremos la cascada del tubo, uno de esos problemas emocionantes de resolver.


Algo más abajo, un pasamanos de ocho metros y un último rápel, de veintiuno, finiquitan este intenso tramo. De nuevo, un puente marca con claridad la separación entre tramos y ofrece la posibilidad de abandonar o de tomar aire antes de continuar.





llegando al pasillo del viento

Xixo, a punto de adentrarse en la cascada del tubo



Tercer tramo

saltando antes de llegar al punto crítico del descenso
Y ya estamos en los últimos compases del barranco, que no serán fáciles. Unos primeros rápeles, alguno de ellos saltable, nos devuelven al fondo del barranco, y allí nos espera uno de los pasos más míticos de los barrancos del Pirineo: el rappel guidé pyrénéen (los franceses, siempre tan solemnes), también conocido como pasamanos de los inhumanos (nosotros, siempre tan informales). Se trata de un pasamanos a equipar de veintiseis metros de largo, con doce puntos intermedios, que nos servirá de ayuda para superar, mediante un rápel guiado, la estrecha y peligrosa cascada que se abre aquí bajo nuestros pies. Me consta que este paso se ha superado por dentro, sin utilizar el pasamanos, pero aquellos que lo han hecho y con los que he podido hablar no están dispuestos a repetirlo. La fuerza de la columna de agua que se debe soportar, la estrechez interior de la fisura y la existencia de bloques empotrados hacen que el peligro de bloqueo sea real y fatal.

Antes de afrontar el pasamanos, es necesario tener claro cómo vamos a montarlo y desmontarlo.


Xavimu, en pleno montaje del pasamanos
el pasamanos evita un jaleo bastante importante

bonito rápel de salida la cascada del pasamanos
la cascade de l'Enfer, última prueba a superar


Desde el final del pasamanos haremos un bonito rápel de poco más de veinte metros y alcanzaremos su recepción. Lo más difícil ya está superado, pero aún queda una prueba más: la cascade de l'Enfer, de cincuenta y cinco metros de alto. Puede fraccionarse -así lo hice la vez anterior-, pero en esta ocasión la bajamos de una sola vez, cosa que requiere cruzar el caño con decisión. Sí se puede.

Una vez abajo, ahora sí: ya lo tenemos. Nos hemos apuntado, o acabamos de repetir, quizá el mejor barranco del Pirineo, y uno de los mejores descensos de Europa.




Datos de interés

Fecha del descenso: 27 de agosto de 2017

Dificultad: v6 a6 IV

Acceso desde: Saint-Mamet (Alto Garona, Francia)

Combinación de coches: no

Aproximación: Desde Vielha, en territorio nacional, saldremos por la carretera N-230 en dirección a Bossòst, y llegando a esta última, en una rotonda, nos desviaremos por la ctra. N-141 en dirección a Luchon (Francia). Superaremos el puerto del Portillon y entraremos en territorio francés. Llegaremos a Saint Mamet por la carretera D-618a, y continuaremos por ella hasta encontrar las indicaciones a Superbagnères - Vallée du Lys, que seguiremos (Ctra. D-125). Más adelante, siguiendo las indicaciones anteriores, nos desviaremos a la derecha por la D-46. Finalmente, en un cruce, ignoraremos a la derecha la carretera que lleva a las pistas de esquí de Superbagnères y seguiremos recto. A dos kilómetros, encontraremos un restaurante y un gran aparcamiento, donde tendremos que dejar el coche. Cogeremos nuestras mochilas y continuaremos a pie por la pista que sale al fondo, en dirección a la central eléctrica de Enfer. Al llegar a ella podremos admirar las dos últimas cascadas del descenso, y evaluar el caudal. Tras ello, por la derecha tomaremos el sendero balizado con el número 43. Éste asciende sin pérdida, trazando zig-zags a través del bosque y cruzando el cauce varias veces. En aproximadamente 1h 20 minutos estaremos en el inicio de la Gouffre d'Enfer. Alternativamente, puede continuarse hasta el inicio de la Ru d'Enfer, la parte más abierta y menos interesante del río, y realizar el descenso integral.

Descenso: Aproximadamente ocho horas para los tres tramos.

Retorno: Sencillo y sin complicaciones, ya que desde las últimas cascadas casi podemos ver nuestro coche. Tras el último rápel, saldremos del cauce por la izquierda y tomaremos el sendero que nos devolverá al aparcamiento y al restaurante en menos de diez minutos.

Rápel más largo: 35 metros.

Material: cuerdas 2 x 40m, neopreno completo, suficientes mosquetones para el rappel guidé pyrénéen.

Observaciones: El caudal debe valorarse bien antes de entrar. Para ello debe observarse la cascada final desde el final del sendero, y comprobar si el tronco empotrado en la cabecera del rápel está a la vista (ver). 

Lo mejor: enorme descenso, largo, completo, técnico y deportivo. Lo tiene todo.

Lo peor: no tiene oscuros (por decir algo, ya sería el colmo)

Valoración personal (de 0 a 4): 3,8

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