lunes, 31 de julio de 2017

BARRANCO CAPULLA


La primera jornada de nuestro reciente viaje a Madeira empezó con un barranco abierto apenas un año antes, en abril de 2016: el barranco de Capulla.

¿Capulla? Pues sí. Obviamente, y tal y como explican sus aperturistas, el nombre del descenso no está sacado de los mapas, precisamente...

He de reconocer que, nada más empezar, para mí la cosa prometía más bien poco. Los primeros compases del descenso no tenían nada especial: un cauce cubierto de bloques y vegetación, rápeles cortos y abiertos... y, encima, una densa niebla que aunque creaba una atmósfera distinta a la habitual, apagaba el colorido del descenso y no permitía ver mucho más allá ni disfrutar del paisaje.

primeros pasos dentro del barranco
densa niebla que enfriaba los ánimos

Por suerte, al avanzar por el cauce y perder altura salimos finalmente de la nube, y lo hicimos a tiempo de disfrutar de los mejores tramos del barranco. Tras varios rápeles cortos -y en medio de ellos, una vertical de 28 metros con pasamanos de acceso- llegamos al que es, sin duda, el punto fuerte del descenso: una bellísima cascada de 111 metros de altura, con pasamanos desmontable de acceso y fraccionada en tres rápeles de hasta cincuenta metros. El gran salto, con una generosa cortina de agua, se lanza al vacío a través de un precioso encajamiento tapizado de verde. He de decir que me pareció la cascada más bonita de todas las que bajamos aquella semana en Madeira, aunque tuvo seria competencia.


colgando de la reunión del tercer fraccionamiento, todavía a más de sesenta metros del suelo


buscando el suelo en un magnífico escenario


la cascada, vista desde abajo
aún desde lejos, la cascada proyecta una fina lluvia

Una vez en la cascada ya nadie se acuerda del tramo impersonal del principio, y después tampoco. El tramo final del descenso, engorgado, bien formado y estético, contiene tres rápeles cortos de trámite y pone un gran colofón a un descenso sorprendente, tanto por estética como por su reciente apertura. No perdamos la esperanza: todavía quedan cosas por descubrir. 

progresando por el tramo final

pasillos y rápeles en zonas estrechas...
...dan mucho ambiente a los últimos metros




pasillo final, en los últimos metros del descenso
Datos de interés

Fecha del descenso: 6 de junio de 2017

Dificultad:  v6 a4 II

Acceso desde: São Vicente (Madeira, Portugal)

Combinación de coches: Posible (4x4 obligatorio).

Aproximación: Desde la población de São Vicente, tomaremos la carretera que parte hacia Ginjas. La seguiremos y ascenderemos por ella hasta encontrar, en una fuerte curva a la izquierda, el nacimiento de una pista de tierra y un cartel con la indicación "Levada do Rodrigues 200 m". Dejaremos aquí el primer coche, y con el segundo -obligatoriamente un 4x4- subiremos por esta pista hasta alcanzar la levada do Norte. Ya a pie, seguiremos la levada hacia la derecha, superaremos seis túneles y a la salida del último encontraremos la reunión del primer rápel. Tiempo aproximado, de 35 a 45 minutos.

Descenso: De 4 a 4:30 h

siguiendo la levada de vuelta al coche
Retorno: No tiene pérdida, ya que el descenso finaliza en la levada Fajã do Rodrigues. Solo tenemos que seguirla hacia la derecha hasta llegar a la pista de tierra de la aproximación, y una vez en ella, bajar hasta alcanzar el aparcamiento del primer vehículo. Tiempo, una hora.

Rápel más largo: 50 metros

Material: cuerdas 2 x 55m; el neopreno completo no es necesario (basta una combinación ligera o chaqueta de kayak).

Lo mejor: descenso de gran valor estético, magnífica gran cascada.

Lo peor: tramo inicial de escaso interés

Valoración personal (de 0 a 4): 3,3


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