miércoles, 30 de diciembre de 2015

TERSOLBACH


Habíamos cruzado Suiza, de Ginebra a Lauterbrunnen, de allí a Flims y finalmente a Bad Ragaz. Habíamos atravesado los cantones de Berna, Uri y Grisones, y ya estábamos ante el que iba a ser el último de nuestros descensos: el Tersolbach.

el equipo del último día: grandes retos, grandes momentos
Todo lo que empieza, termina. Finaliza la escuela, el amor se acaba, los años pasan. Los viajes tienen un último día, y las expediciones, un último barranco. Tarde o temprano llega el momento de subirse a los coches, o de tomar el avión, y de volver a la oficina o a la fábrica. De volver al día a día y a mirar el calendario mientras esperamos una nueva oportunidad para enfundarnos el neopreno. ¿Somos barranquistas que trabajan? ¿O trabajadores que hacen barrancos? ¿Qué sois vosotros?

Las temperaturas habían ido subiendo al oeste, de manera que habíamos huído hacia zonas menos caudalosas y por ello más propicias, recalando finalmente en el cantón de San Galo (para los lugareños, Sankt Gallen en alemán, Saint-Gall en francés, San Gallo en italiano y Sogn Gagl en romanche). Aquí nos planteábamos escoger entre Panarätobel, Radeinbach y Tersolbach, pero como nos sorprendió el bajo caudal de los dos primeros, nos quedamos con el último de ellos. Sobre el papel tenía buena pinta, y sobre el terreno también, aunque seguramente mis expectativas personales eran en general más elevadas de la cuenta. En Suiza central no todos los barrancos son extraordinarios: los hay buenos, normales y también malos, como en todas partes. El barranco es bueno, no me malinterpretéis, pero después de bajar Gamchi, Sefi o Turnigla, por pura comparación puede parecer peor de lo que es en realidad.

El Tersolbach es un barranco con gran ambiente gracias al caudal elevado, al hecho de que la mayoría de los rápeles siguen el activo y a su entorno, alpino pero muy encajado. Es cierto que las paredes no llegan a cerrarse demasiado, pero éstas son altas y el escape es muy difícil o imposible casi hasta el final. La aproximación sirve para hacerse una buena idea, ya que el sendero resigue la grieta del barranco de cerca mientras gana altura sin parar, y en algunos tramos permite echar una mirada furtiva a su interior.

Una vez dentro, sólo necesitaremos unos pocos rápeles para llegar al inicio del encajamiento. A partir de allí, el encadenamiento de rápeles es constante, deportivo. Muchos rápeles conducen inevitablemente al activo, y la roca es bastante resbaladiza. Esto último supone una dificultad añadida en un par de reuniones bastante expuestas, en las que conviene asegurar al primero.

rápel abierto pero de acceso expuesto y resbaladizo

uno de tantos rápeles, pulidos y caudalosos


otro rápel de acceso delicado para el primero
emoción asegurada al descender por el activo


El barranco alcanza su punto culminante en el rápel de treinta metros, una cascada vertical y abierta a la luz del sol que acaba siendo, sin duda, el paso más característico del descenso.

salida algo incómoda del rápel de 30 metros, el más alto del descenso
  
durante su descenso hay que cruzar el activo de derecha a izquierda

la cascada, vista desde abajo
ojo a los grandes caudales, el agua no se evita


Finalmente, las paredes se separan y el camino se intuye cada vez más cerca. Ya a pleno sol, sólo nos aguarda una pequeña agonía en forma de marcha y pequeños resaltes antes de llegar a la presa, el punto final. Nosotros optamos por subir ladera arriba por la derecha, ahorrarnos esos minutos finales y recuperar fácilmente el sendero que iba a devolvernos a los coches, a casa, a nuestro (quizá) monótono día a día.



Datos de interés

Fecha del descenso: 23 de octubre de 2015

Cotación: v5 a4 IV

Acceso desde: Vättis (San Galo, Suiza)

Combinación de coches: no

Aproximación: Desde Vättis, tomaremos la carretera que asciende a Sankt-Martin y Calfeisental. Después de cruzar un puente sobre nuestro barranco, pasar un restaurante y trazar un par de curvas en zig zag, aparcaremos en un ensanchamiento de la carretera que encontraremos a la derecha. A pie, retrocederemos unos 100 metros o menos y tomaremos por la izquierda un sendero que conduce a Pizzolhütte. Siempre bordeando nuestro barranco, pasaremos la presa en la que acaba el descenso y ascenderemos fuertemente hasta superar la parte más encañonada y llegar a una zona abierta. Aquí bajaremos como podamos al cauce e iniciaremos el descenso. Tiempo: 1 h

Descenso: 3h 30 min

Retorno: Al llegar a la presa, saldremos hacia la derecha y tomaremos el sendero del acceso para volver al aparcamiento en 10 min. También podemos ahorrarnos los últimos resaltes, innecesarios, y subir por la ladera antes de llegar a ella.


Rápel más largo: 30 m

Material: cuerdas 2 x 30m, neopreno completo

Lo mejor: la mayoría de rápeles discurren por el activo

Lo peor: las pozas no cubren

Valoración personal (de 0 a 4): 3,2




Fotos: David Sánchez, Xavi Guerrero
Vídeo: Josito


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