lunes, 30 de noviembre de 2015

SEFI INTEGRAL


Gamchi. Niebla, nieve, frío, hielo. Cumplido el primer objetivo, aquel día nos fuimos a dormir quizá pensando que lo más difícil ya estaba hecho... y sin embargo, la actividad más dura iba a llegar al día siguiente.
esperando el teleférico

Poco más allá de las ocho de la mañana ya estábamos en la estación del teleférico de Stechelberg, cargados con nuestras cuerdas y mochilas y rodeados de jubilados, todos ellos bien abrigados y armados con sus cámaras de fotos. El destino de la mayoría de éstos era la cima del Schilthorn o Piz Gloria, a casi tres mil metros de altitud. Debe estar bien subir hasta allí y echar unas fotos, pero nosotros nos apeamos mucho antes, en la segunda parada. Nuestro objetivo no eran las alturas de una cima, sino las profundidades de un barranco: el cañón de Sefi.

Originalmente la idea era bajar la parte inferior, un barranco técnico y de indudable interés. En realidad, esa parte es la única conocida y reseñada... Sin embargo, para aquel día se unió a nosotros el barranquista y explorador Pascal van Duin, y con él el objetivo se amplió a la desconocida parte superior. Eso suponía plantear una actividad total, sumando acceso, descenso y retorno, de mínimo diez horas... y de ahí que cogiéramos el teleférico, intentando ahorrarnos buena parte de los mil cien metros de desnivel que separan el inicio de la aproximación a pie de la entrada al tramo superior. Y menos mal, porque el acceso, entre la niebla primero y rodeados de nieve después, nos llevó más de dos horas superando un collado a 2150 metros, y finalmente las diez horas de actividad no nos las quitó nadie. Poca broma, teniendo en cuenta el cansancio y el frío acumulados en la que ya era nuestra tercera jornada, y las bajas temperaturas del aire y el agua.

La aproximación fue magnífica. La espesa niebla y el frío inicial prometían poco, pero no tardamos en ganar altura y súbitamente emergimos del espeso mar de nubes que cubría todo el valle. Frente a nosotros, el Breithorn se dejaba acariciar por los primeros rayos de sol. No sé cuantas veces nos detuvimos a admirar el paisaje.

el Breithorn, emergiendo imponente del mar de nubes


Las increíbles vistas compensaban el esfuerzo; sin embargo, acabó llegando el duro momento de quitarse la ropa y ponerse un neopreno que, en esta ocasión, no habíamos secado.

rapelando bajo el frío sol suizo en el primer tramo
Llegaba así el momento de meterse en el agua y afrontar las cinco o seis horas que supone empalmar los dos tramos del Sefi. Sobre este encadenamiento, debo decir que si las dos partes hubieran estado al nivel de la segunda, hubiera sido una actividad memorable. De hecho fue memorable igualmente... pero sólo gracias a la parte inferior. Por desgracia, la parte superior es totalmente prescindible, abierta y con muy pocos rápeles equipados que se alternan con tramos de caminata por un río abierto y resbaladizo por culpa del verglás. Visto lo visto, la parte alta no tiene ningún interés, y no añade nada al tramo inferior. Bajándolo, lo único que conseguimos fue alargar la actividad y aumentar nuestro desgaste innecesariamente.

La parte inferior, en cambio, es espectacular, estética, deportiva y acuática. De principio a fin, el cauce se encierra entre altas paredes y avanza atravesando dos gorgas perfectamente esculpidas por las aguas. Solo un breve tramo abierto interrumpe ese enclaustramiento, y sirve para separar la primera garganta, que abarca casi todo el descenso, de la segunda, mucho más corta. En total, el descenso del tramo exige superar unos veintitrés rápeles, muy continuados y casi todos de escasa altura: sólo cuatro superan los doce metros. Buena parte de las pozas están enronadas, pero eso no convierte el descenso en un paseo. El barranco es técnico, la mayoría de los rápeles discurren por el agua de forma obligada y muchos pasos son estrechos, cosa que, unida a la ausencia de escapatorias, da al descenso un compromiso notable. Por si todo esto fuera poco, el frío es otro gran elemento a tener en cuenta. El barranco sólo es abordable en ausencia total de fusión proveniente de la nieve en altura, y aún así, una vez dentro el contacto con el agua es permanente. A pesar de haber encontrado el descenso con caudal normal, y de haber ido bastante ágiles, nosotros pasamos más frío aquí que el día anterior en el Gamchi.

Por todo lo dicho, en el Sefi conviene ir ligeros y no buscarle los tres pies al gato aumentando el compromiso: la búsqueda de unas aguas más vivas de lo normal puede esperar a otros barrancos.

De los pasos técnicos del descenso, dos de ellos son verdaderos puntos clave. El primero llega nada más empezar el tramo, en la entrada a la gorga: allí encontraremos un rápel de 35 metros en el que es obligatorio montar -y desmontar- un pasamanos colgado de 2 puntos, sin repisa en la reunión de salida. Es un paso laborioso en el que la espera se hace larga y se coge frío.


el ambiente no era muy acogedor en el pasamanos...
...pero el sol hizo una breve aparición para mí

 
imposible esquivar el agua, imposible escapar de la terrible C25
  


Pascal, en la terrible C25
Unos cuantos rápeles cortos más allá, llega el segundo de esos pasos clave: la terrible C25. Es el paso más temible del descenso de acuerdo con la reseña. Se trata de un rápel de 25 metros intenso, con poza intermedia y muy canalizado, que puede ser realmente duro de bajar si el caudal es elevado. Lo que no se aprecia en él a simple vista es lo afilado de algunas aristas... Aquí perdimos una de nuestras cuerdas, que hubo que cortar después de sufrir un roce muy feo a mitad de rápel.

Superado este paso sigue quedando por delante más de la mitad del tramo. Lo que viene es una sucesión de pequeños rápeles, aunque entre ellos se intercalan un par de veinticinco y veinte metros. Sin parar en ningún momento, y supongo que por ello casi sin darnos cuenta, se llega al final de la primera garganta, y el barranco se abre de repente, como si esto fuera todo. Sin embargo, y como decía más arriba, tras cien metros de cauce abierto todavía encontraremos un último estrechamiento, una última gorga, pequeña pero bonita, en la que haremos cuatro rápeles más. Entonces sí, pondremos punto y final a un descenso exigente pero magnífico. Un gran barranco, en definitiva.

 




Datos de interés

Fecha del descenso: 20/10/2015

Cotación: v6 a4 VI

Acceso desde: Lauterbrunnen (Berna, Suiza)

Combinación de coches: innecesaria para el descenso integral, aunque si disponemos de dos vehículos podemos dejar uno en la estación del telecabina y el otro en el pueblo.

saliendo de la niebla durante la aproximación
Aproximación: Cogeremos el telecabina de Stechelberg, a la derecha de la carretera pasado Trummelbach (precio 11 CHF, aparcamiento 8 CHF). Con él subiremos hasta Mürren, la segunda estación -requiere un transbordo-, y desde allí seguiremos un sendero bien indicado a Rotstockhütte y Sefinenfurgge. El camino bordea varias casas y sigue sin pérdida ascendiendo primero ligeramente, luego de forma dura para remontar un collado a más de 2100 m de altitud, y finalmente llaneando hasta el inicio del descenso. Muy duro si llevamos cansancio acumulado de días anteriores, pero muy hermoso. Tiempo a pie, 2h 15 min.

Si lo que queremos es bajar únicamente la parte inferior -lo más recomendable-, con un único coche seguiremos la carretera del valle de Lauterbrunnen y aparcaremos en Stechelberg, antes del punto en que se prohíbe el paso. Desde allí, tomaremos el sendero indicado a Rotstockhütte y bordearemos el río Sefinen Lütschine. A los 45 minutos, lo cruzaremos por un puente y seguiremos remontando por la orilla izquierda orográfica. A unos 1400 metros de altitud, dejaremos a la izquierda el sendero que viene del final del descenso (podemos tomarlo para evaluar el caudal) y seguiremos ascendiendo en dirección a Rotstockhütte. Pasadas unas casas, y después de abandonar el bosque, en unos campos tomaremos un sendero a la izquierda que nos llevará hasta el cauce en breve. Tiempo total, 2 horas y media.

Descenso: Barranco "normal" en comparación con Gamchi, aunque sujeto a fuertes crecidas en caso de fusión de nieve y/o lluvias. Asequible sólo de septiembre a noviembre, después de finalizar el deshielo pero antes de las primeras nevadas. Técnico. Frío y caudal a considerar como principales enemigos.

Tiempo, de 5 a 6 horas para el descenso integral (de 3 a 4 h para el tramo inferior).

Retorno: Una vez finaliza la segunda gorga del tramo inferior, saldremos del cauce por la izquierda, y tomaremos un sendero que nos devolverá al pueblo en una hora aproximadamente. Si hemos dejado el coche en la estación del teleférico, habrá que sumar 20-30 minutos más.

Rápel más largo: 35 m

Material: cuerdas 2 x 50m, neopreno completo, material de equipar

Lo mejor: descenso muy deportivo en un entorno espectacular

Lo peor: nada salvo el frío (y la parte superior, claro)

Puntuación personal (de 0 a 4): 3,7



 

Fotos: David Sánchez, Xavi Guerrero
Vídeo: Josito
 

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