Algunos años pasa. Una película magnífica llega a los Oscar y se queda sin premio porque, justo ese mismo año, coincide con alguna obra maestra que acapara los galardones. ¿No os habíais fijado? Pues eso mismo pasa con algunos descensos. Hay buenos barrancos, de interés, deportivos y estéticos, que se ven relegados a un segundo plano por estar demasiado cerca de alguno de esos grandes clásicos que eclipsan a todos los demás.
El valle de Ossau, en los Pirineos Atlánticos franceses, no es una zona que me quede demasiado cerca. Aún así, la he visitado varias veces... pero siempre para hacer el espléndido Bitet y, de segundo, alguno más. De esta manera, un barranco como las gorgas de la Besse seguía, a estas alturas, siendo un desconocido para mí. A pesar de que la topoguía número 2 de Patrick Gimat, que las recoje bajo el nombre de Arrèc de Lusque, hace años que adorna mi biblioteca.
Había que poner remedio a eso, y la solución llegó hace unos días, casi sin pretenderlo. Buscando un destino en el que pasar un fin de semana sin repetir los mismos barrancos de siempre, a la Besse le llegó por fin su oportunidad. Por una vez el Bitet, la gran estrella, iba a quedar en un segundo plano.
¿Valió la pena? Para mí, desde luego que sí. El barranco es largo (1400 m de recorrido), pero a pesar de ello, muy contínuo. El inicio presenta tres breves tramos de progresión por río, pero todo lo que viene detrás te los hace olvidar rápido. No es un barranco divertido, no hay toboganes ni saltos, pero una vez empieza la fiesta, ésta no para hasta el final. Los rápeles se suceden uno tras otro, con pocas pausas, hay que montar bastantes pasamanos, y los troncos que se cruzan en nuestro camino obligan a afinar las maniobras y las recuperaciones de cuerda. Es uno de esos descensos que te hacen trabajar, y que a mí, particularmente, me dejan muy satisfecho. Con caudal bajo, puede acabar haciéndose pesado. Con caudal alto, a pesar de todo, también... ¡pero las fotos quedarán mucho mejor!
Luego, además, puedes tener suerte. Suerte no sólo de encontrar un caudal perfecto o no tener que hacer cola tras otros grupos, sino también de ver cosas poco habituales, como un gran nevero al inicio del descenso.
Vamos con el resumen en imágenes:
enorme nevero al principio del descenso, a través del cual el río ya se ha abierto camino |
uno de los primeros rápeles, de poca altura |
el barranco se estrecha enseguida, ganando enteros |
los troncos están por todas partes... |
...y ponen realmente difícil ejecutar algunos rápeles |
a la que el barranco se abre un poco, los tonos verdes se imponen |
hacia la mitad del barranco, éste se estrecha... |
...y gana en intensidad |
se suceden varios rápeles en un pasillo estrecho... |
...con poca visibilidad de las recepciones |
estamos en la zona más intensa... |
...y como siempre, hay que vigilar con los troncos |
luego el barranco se abre ligeramente... |
...y cascadas más abiertas nos llevan hasta una presa |
De las dos salidas posibles, nosotros tomamos la primera. A partir de la presa, continuar supone más de lo mismo, pero con menos agua. Quizá la próxima vez.
Datos de interés
Cotación: v4 a3 V
Rápel más alto: 25 m
Acceso desde: Laruns (Pirineos Atlánticos, Francia)
Aproximación: Saldremos de Laruns en dirección al collado del Portalet y la frontera (Ctra. D934), y pasaremos la población de Eaux Chaudes. Al poco, la carretera cruza un puente y salta a la orilla izquierda orográfica de la gave de Ossau. Unos metros más allá, junto a una caseta blanca, sale una pista asfaltada con carteles y marcas de GR. La tomaremos y dejaremos el primer coche junto a la cadena que corta el paso, en apenas 50 metros. No hay demasiado sitio para aparcar.
Vistas de las casas de Goust desde el acceso. ¿Véis el segundo coche? |
Con el segundo vehículo volveremos a la carretera y seguiremos avanzando en dirección a la frontera, para tomar tras unas curvas el desvío que, por la derecha, lleva a Goust. Encontraremos dos bifurcaciones en las que siempre continuaremos por la izquierda, y en unos prados, veremos un nuevo cruce. Aquí dejaremos el segundo coche, procurando que no moleste (apenas caben cuatro vehículos). La combinación de coches es obligada.
Una vez a pie, desde el cruce ascenderemos por la izquierda, dejaremos atrás una casa y continuaremos por el sendero GR que conduce a las cabañas de Lusque (Oeste). El ascenso es pronunciado, pero las vistas compensan. Al llegar arriba saldremos del bosque: aquí abandonaremos el sendero y, por su derecha, cruzaremos un prado. Al final del mismo encontraremos un camino poco trazado, con marcas numéricas, que desciende hasta el inicio del descenso. Tiempo de la aproximación a pie, 1h 15 min.
Descenso: 6 h
Retorno: Si abandonamos el descenso al llegar a la presa, tomaremos un sendero por la derecha que nos acabará sacando a la carretera muy cerca del primer coche en unos 30 minutos. Si en lugar de ello seguimos hasta el final del descenso, al llegar a la confluencia con el Ossau lo cruzaremos y seguiremos el sendero GR (camino de Santiago) hasta Eaux Chaudes, también en unos 30 minutos.
Material: neopreno completo, cuerdas 2x30 (a valorar llevar cuerdas de más, por la facilidad con la que éstas se enganchan en las recuperaciones)
Lo mejor: su deportividad (treinta y tantos rápeles muy continuados) y su estética
Lo peor: lo mucho que resbala y la cantidad de troncos en el cauce (atención las recuperaciones de cuerda)
Fotos: David Sánchez, Xavier
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