Si el Val di Bares es uno de los descensos de referencia de la región italiana de Lombardía, el otro es, sin duda, el Val Bodengo. El barranco, de aproximadamente cuatro kilómetros y medio de longitud y setecientos metros de desnivel en total, es famoso por sus pozas verde esmeralda, sus innumerables saltos y, sobre todo, por su tobogán lanzadera de 20-25 metros. Todo ello hace que sea tan inevitable como imprescindible programar su descenso, y eso hicimos. La idea inicial era hacer la integral en un solo día, pero finalmente lo desestimamos y optamos por hacer primero los tramos 1 y 2, y dejar el tramo 3 para el día siguiente.
A la hora de la verdad, los dos primeros tramos nos gustaron mucho: divertidos, bastante continuados, muy acuáticos y estéticos. El tramo 3, en cambio, nos decepcionó. A todos. Esperábamos un descenso con mucha más continuidad y dificultad, y en lugar de ello nos encontramos interminables tramos de pateo y todos los rápeles alejados del agua. Todos repetiríamos los tramos 1 y 2, pero la verdad, ninguno volveríamos al 3. Aunque parezca un sacrilegio, nos pareció muy sobrevalorado. Puede que nuestras expectativas fueran demasiado altas.
Vayamos por partes.
Bodengo 1
El primero es también el más breve de los tres tramos del cañón, y el más fácil. Se hace en un suspiro, porque pueden saltarse absolutamente todos los rápeles instalados. Apenas tiene desnivel, y finaliza al llegar a una zona abierta colindante con las casas del núcleo de Prato Princeé.
Tobogán situado al principio del descenso |
Salto de unos 8 metros a una enorme badina |
Bodengo 2
El segundo tramo empieza bajo el ponte (puente) dei cavalli, más abajo de Prato Princeé, por lo que si venimos del tramo 1 lo mejor es salirse cuando éste finaliza y caminar por la carretera hasta el principio de la segunda parte.
El Bodengo 2 es la continuación ampliada y mejorada del 1: muchos saltos, de hasta 15 metros según reseña, pasos característicos como la ballena -viendo la cascada se entiende el porqué del nombre-, pozas verde esmeralda... De todos los posibles, sólo hicimos un rápel.
Saltándonos el primer rápel, reseñado de 15 metros |
La "ballena", rapelable, saltable o toboganeable (10 m) |
El carácter acuático es una constante |
Enésimo salto |
Los grandes bloques, presentes en los tramos abiertos |
Último salto, y paso, del tramo: 6 metros |
Después del salto de la última foto y su breve estrecho, el río se abre, recibe a su afluente Val Pilotera por la izquierda y vemos un puente de piedra. Aquí finaliza el segundo tramo -el que más nos gustó a los seis- y empieza el tercero.
Bodengo 3
El tercer tramo es sin duda el más largo (unas seis horas), completo, técnico y comprometido del descenso. Aquí sí que hay que utilizar las cuerdas, fraccionar cascadas de hasta sesenta metros, hacer pasamanos expuestos y, por supuesto, saltar -hasta unos 15 metros- y toboganear -hasta unos 20 o 25-. Sin embargo, en medio también vamos a encontrar pesadísimos tramos de pateo a través de enormes caos de bloques grandes como camiones, que no aparecen en las topografías que habíamos visto del tramo. No los esperábamos: cuando mirábamos esas topos, no entendíamos cómo podía tardarse seis horas en bajar lo reseñado...
El tercer tramo es sin duda el más largo (unas seis horas), completo, técnico y comprometido del descenso. Aquí sí que hay que utilizar las cuerdas, fraccionar cascadas de hasta sesenta metros, hacer pasamanos expuestos y, por supuesto, saltar -hasta unos 15 metros- y toboganear -hasta unos 20 o 25-. Sin embargo, en medio también vamos a encontrar pesadísimos tramos de pateo a través de enormes caos de bloques grandes como camiones, que no aparecen en las topografías que habíamos visto del tramo. No los esperábamos: cuando mirábamos esas topos, no entendíamos cómo podía tardarse seis horas en bajar lo reseñado...
Superando unos bloques por debajo, en los inicios |
Rápel desde lo alto de un bloque |
El bloque del rápel de la foto anterior, en medio de uno de los pequeños caos de bloques inciales |
Cada uno tiene su estilo a la hora de saltar... |
Aproximadamente a la hora y media de empezar el tramo, llegaremos al punto fuerte del descenso: el famoso tobogán lanzadera de 20-25 metros. En la rampa inicial se va cogiendo velocidad, hasta que el chorro te escupe y caes al vacío unos seis metros. Lo malo es que, justo antes de salir por los aires, un par de pequeños giros a izquierda y derecha te desestabilizan y te hacen caer de cualquier manera. Todos caímos más o menos de costado, pero ninguno nos hicimos daño. Aunque seguramente nos lo pensaríamos por un momento, ¡todos repetiríamos!
Poco se puede hacer ante la fuerza del agua |
Justo después de este magnífico tobogán viene un rápel saltable de quince metros, muy limpio. No será el único: más adelante encontraremos otro rápel, una vertical de veinte metros con una gran poza de recepción, que también puede saltarse limpiamente -aunque procurando saltar lejos de la pared, pues a sus pies hay una repisa y poca profundidad-.
Saltando un rápel reseñado como de 15 metros, aunque parecen algunos menos |
El salto anterior |
Pasillo problemático en caso de caudal alto. Es evitable |
Tras los saltos encontraremos un pasillo bastante estrecho con algunos resaltes, que puede dar problemas en caso de caudal alto. Si no lo vemos claro, es evitable por las cornisas de la izquierda, a las que se accede mediante una cuerda fija.
Haciendo un descanso para comer algo y reponer fuerzas |
Un buen rato de caos y pateo después, llegaremos a la cascada más alta del descenso. Son unos sesenta metros hasta el suelo, fraccionables en dos o tres rápeles de treinta metros máximo. El primero requiere algo de cuidado con los roces.
Rápel de salida de la mayor vertical |
Alguien tiene que desmontar el tinglado |
Cascada de sesenta metros, segundo fraccionamiento |
Un último rápel de 25 metros nos dejará de nuevo en llano. Ya queda poco, aunque para llegar al último sector vertical del tramo todavía hay que superar un caos de bloques que a nosotros se nos hizo realmente eterno. La verdad es que estábamos verdaderamente hastiados cuando llegamos a la presa que marca el principio del fin. Desde ella se ve la gorga que queda por superar, y la playa llena de bañistas en la que muere el barranco. Menudo contraste.
Vistas desde la presa. Los bañistas esperan |
El segundo de los rápeles de la cascada de 40 m |
Esta última gorga consiste en una cascada de cuarenta metros fraccionada en dos, un resalte y un último salto que al menos ponen un buen broche final al descenso. Luego sólo queda nadar hasta la playa y esquivar las toallas de los bañistas.
Datos de interés
Acceso desde: Gordona (Sondio, Lombardía, Italia)
Aproximación: Desde Chiavenna, entraremos en Gordona por la carretera SP9 y tras cruzar un puente, giraremos a la derecha por la via degli Emigranti siguiendo las indicaciones a Val Bodengo. Trazaremos una curva pronunciada a la derecha, y luego otra a la izquierda, y entraremos en la pista asfaltada de pago (ver observaciones) que lleva a Bodengo. Pasaremos la trattoria Dunadiv, y tras el puente sobre el Val Pilotera y una curva a la derecha, veremos el aparcamiento de acceso del tramo 3 (y de salida del tramo 2: 10 min.). Si seguimos subiendo por la carretera, veremos a nuestra izquierda un desvío al pueblo de Bedolina, con otro puente: al otro lado de éste se encuentra el parking superior y el acceso del tramo 2 (inmediato). Finalmente, y continuando por la carretera, pasado el núcleo de Prato Princeé y tras una ligera subida, encontraremos el aparcamiento y el inicio del tramo 1 (inmediato).
Si vamos a bajar el tramo 3, primero hay que dejar un coche en la salida. Saldremos de Gordona hacia el sur por la misma carretera SP9, y tomaremos un desvío a la derecha con la indicaciones a la cascada del Bodengo, claramente visible. Podemos aparcar en la esplanada que hay junto a la central eléctrica.
Descenso: 3-4 horas para los tramos 1 y 2; 6 horas para el tramo 3.
Retorno: inmediato para los tramos 1 y 3, diez minutos para el 2.
Cuerdas: 2 x 30 m
Observaciones: La pista asfaltada de acceso es de pago. El ticket, que vale 6 euros por vehículo y día (julio 2013), puede comprarse en el bar San Martino, al principio de la misma via degli Emigranti mencionada para la aproximación. Debe dejarse bien visible en el parabrisas del coche.
Fotos: Xavier, Bernat Castells, Jordi Rebollar, David Sánchez
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