A mediados de enero estuve en la zona del Collsacabra y la Vall d'en Bas, a caballo entre las provincias de Barcelona y Girona. La intención era pasar unos días allí y bajar algunas de las muchas verticales que salvan los cingles (riscos) de esas tierras, pero mi destino era otro. El invierno apareció de pronto con una crudeza inesperada, y el material se quedó en el maletero esperando tiempos mejores, mientras dedicaba aquellos días extraños al turismo, la familia y el cine.
La cascada, vista desde la pista |
Más que un barranco, estamos ante una bonita cascada de un centenar de metros, fraccionada en tres rápeles, precedida por un breve pasillo de acceso y sin continuidad tras ella en lo deportivo. El caudal en la vertical es evaluable desde la misma pista de acceso, que pasa muy cerca del precipicio.
En sus inicios, a pocos metros de la pista que lleva al núcleo de Falgars d'en Bas, el río atraviesa un breve estrecho, que tras un resalte se abre al vacío y nos deja en la cabecera de la gran cascada. La salida al vacío, algo expuesta, nos hará rapelar primero por fuera del agua, pero los caprichos de la roca harán que bajemos más de la mitad del rápel por la cascada. Ojo pues, si el caudal es elevado.
Iniciando el primer rápel de la vertical, de unos sesenta y cinco metros |
Tragando agua al final del rápel de 65 m |
La cascada, vista desde abajo |
Último rápel del descenso |
Tras un primer rápel de 65 metros hasta una repisa, otro de 20 metros pondrá fin a la cascada, y un último de 12 metros nos sacará definitivamente de la verticalidad. Antes de abandonar el río, sin embargo, aún tendremos que realizar varios destrepes, y superar unas rampas mediante un rápel de 32 metros.
Tras un caos de rocas, encontraremos a nuestra izquierda el sendero que nos devolverá a la pista de Falgars d'en Bas, aunque al otro lado de este pequeño pueblo.
¿Conclusiones? Descenso para los amantes de las grandes cascadas, que además es combinable en una jornada con cualquiera de las verticales vecinas por distancia y horarios. A realizar sobre todo después de lluvias, aunque asegurándonos de que el caudal no es excesivo en la vertical.
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