Embarcando rumbo a Córcega |
Veintitrés de marzo, ocho y media de la tarde. El zumbido de los motores
aumenta, señal de que se acerca el momento de zarpar. Media hora después, el ferry abandona Toulon y se pone en movimiento camino de Córcega. Todo es de una oscuridad
profunda, total y casi absoluta: las aguas que surcamos, la noche que
atravesamos... Tan sólo algunos
puntos de luz, en la lejanía, atenúan esa insondable oscuridad.
Natxo, degustando la cerveza local |
A las ocho de la mañana atracamos en el puerto de Bastia. El cielo corso nos recibe con un manto de nubes negras y una lluvia intermitente, y somos conscientes de que los planes difícilmente se desarrollarán según lo previsto. Pero aún así, lo vamos a intentar: ¡aquí hemos venido a divertirnos, y nos vamos a divertir a toda costa!
Finalmente volveremos a casa con tres descensos realizados y algún intento fallido, después de comprobar que los caudales de todos los barrancos eran muy elevados a causa de unas lluvias que duraban ya varias semanas. Para rellenar los huecos que dejaron los barrancos no descendidos, nos dedicamos a otras tareas, como los juegos de mesa, la escalada y la degustación de la cerveza local.
Las agujas del collado de Bavela o Bavedda, todavía con nieve |
Curiosa fusión de los ambientes rural y marino |
Nuestras mochilas, esperando el momento de salir hacia algún barranco |
DESCENSOS REALIZADOS
- Ruisseau de Purcaraccia. Realizado en un día frío, con lluvia a ratos y el agua helada. Un clásico, para mí, sobrevalorado.
- Ruisseau de Dardu. Gran sorpresa. Si vuelvo a la isla no lo repetiré, porque jamás lo encontraré en mejores condiciones de caudal que esta vez.
- Ruisseau de Foce. Anodino con toda seguridad en condiciones normales, pero con el caudal que encontramos... espectacular! Lástima de la niebla y los seis grados de temperatura.
Purcaraccia |
Dardu espectacular |
Aguas vivas en el Foce |
LA EXPERIENCIA
Todo viaje es una experiencia, y es también un viaje interior. Alguien me dijo hace poco que los barrancos me podían. Me conoce menos de lo que cree. Porque si bien para mí son importantes los descensos que hago, lo es más con quien los hago. Y el resultado de este viaje ha sido excepcional, no por los momentos de adrenalina vividos dentro de los barrancos, sino por la calidez de la amistad disfrutada dentro y fuera de ellos. Gracias, amigos.
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