Guara. La última vez que estuve allí, hace año y medio, nos abrieron el coche y nos robaron las mochilas con la ropa seca. Aquel día, a mí me robaron también las ganas de volver a una zona que, aparte de las cerraduras forzadas y los cristales rotos, en plena temporada también padece una gran masificación. Todavía recuerdo un domingo de abril en que, en la cabecera del Mascún, nos encontramos sesenta personas -¡sesenta!- haciendo cola en el Saltador de las Lañas...
Sin embargo, tarde o temprano vuelves al lugar del crimen. En plena temporada baja, y a pesar de las lluvias, pasamos en la sierra este último fin de semana. La lluvia sólo nos dio tregua el domingo, y decidimos aprovecharlo haciendo un barranco. La zona escogida fue Vadiello, y el atípico descenso escogido, el Salto d'o Ciego (v5a1II), parte superior de la conocida Canal del Palomo: una gran vertical de 170 metros de desnivel y tan sólo 80 metros de longitud, en conglomerado y sin agua, abierta en octubre de 2009 y en la que hay instalados un total de siete rápeles de hasta 41 metros. El descenso es diferente, y para alguno de mis amigos, ni siquiera debería considerarse un barranco. Sin embargo, tiene unas vistas magníficas y es perfecto para disfrutar del vértigo. Diría que es apto sólo para amantes de lo extremadamente vertical.
Grandes vistas al alcanzar la cresta durante la aproximación |
En esa aproximación puede disfrutarse de las vistas sobre Vadiello, y también de la compañía de muchas, muchísimas cabras, que no siempre salen huyendo a nuestro paso.
Vadiello y la peña de San Cosme, con los barrancos de la Canaleta y de las Cuevas de la Reina |
Descenso: Una vez en el inicio del barranco, la vaguada que tenemos delante no aparenta gran cosa, salvo por el patio que se intuye más abajo. Un primer rápel desde un árbol (5m) lleva hasta la reunión del segundo, en una repisa. Desde allí hay que rapelar 15 metros hasta la tercera reunión, esta sí, colgada. Como todas las demás del descenso, está formada únicamente por dos parabolts con chapa y anilla, por lo que en ellas no caben más de dos personas.
Bajando el segundo rápel, camino de la instalación colgada |
La primera parte es menos aérea, pero ya se intuye el patio que nos espera más abajo |
Con el tercer rápel, de 23 metros, se finaliza el primer salto del descenso, de unos 45 metros en total. Antes de continuar puede abandonarse por las fajas de la izquierda, que permiten volver a la parte superior de los mallos y al camino de acceso.
Siguiendo adelante, tras unos destrepes llegamos en seguida al gran circo, la parte más vertical. Está equipada para descenderse en cuatro rápeles de 18, 41, 32 y 36 metros, todos menos el primero con reuniones colgadas.
Llegados a este punto escuchamos los primeros truenos, de manera que decidimos acelerar el paso y descender el salto en dos tiradas de sesenta y setenta metros aproximadamente, aunque para ello tuviéramos que bajar en simple. Al ser la línea de rápel practicamente rectilínea y sin péndulos, no tuvimos problemas de roces ni de recuperaciones.
Segunda y última tirada, volada y de 70 metros |
Saltándonos R5 en busca de R6 |
Recuperando sin problemas |
Aquí casi puede verse todo el descenso |
De esta manera, el descenso se nos hizo bastante rápido, y antes de darnos cuenta ya estábamos recuperando las cuerdas al pie del salto. En total, nos llevó aproximadamente una hora y media.
Al principio, el retorno es muy aéreo |
Cuerdas: 2x45m para dos personas, prever más cuerdas si el grupo es más numeroso (en las reuniones colgadas sólo caben dos personas).
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