lunes, 23 de abril de 2012

BARRANCO DE LLAUSET INFERIOR


En la Alta Ribagorça, hace unas semanas que llueve día sí, día no. Y las temperaturas no son para tirar cohetes. Pero oye, en la pared tengo un calendario que dice que estamos en abril, y en abril hay que estar barranqueando ya, de manera que no hay más que hablar. Eso sí, que el descenso esté cerca de casa, que estamos en crisis y el diésel anda por las nubes...

El pasado 14 de abril aproveché la mañana de sábado en compañía de Didier, el otro fanático local del descenso de barrancos, repitiendo el tramo inferior del barranco de Llauset (v3a3II). El descenso se encuentra muy cerca de la población de Bono (Huesca), a unos dieciséis kilómetros del Pont de Suert, y se baja en dos o tres horas, por lo que es perfecto para llenar una mañana, o para combinarlo con alguno de sus vecinos (Salvassa, Bono, Llauset Superior, Malmarrui Inferior...) y completar así la jornada.

El barranco en sí no tiene complicaciones con caudal normal. Tras un primer tramo de río abierto, el cauce se va encajando progresivamente hasta llegar al estrecho final. En ese recorrido forma varios saltos de agua, con un total de siete rápeles instalados de hasta 18 metros (varios de ellos evitables). Nosotros encontramos un caudal medio tirando a alto, que aunque generaba una espuma que en las fotos queda muy bien, no generaba movimientos peligrosos en las pozas. Tan sólo obligaba a controlar algunos cruces de vena, y nuestro equilibrio al entrar en el activo.

Los dos primeros rápeles, durante nuestro descenso generaron mucho ruido y pocas nueces:

























Las siguientes son las cascadas más interesantes. En ambas, el agua baja fuertemente canalizada y debe gestionarse bien la trayectoria del rápel, para evitar que aquella nos barra los pies y nos desequilibre. En nuestro caso las recepciones, aunque algo agitadas, no resultaron problemáticas.











Un par de rápeles más, el segundo de ellos a través de la ventana de desagüe de una represa, ponen punto y final al descenso.















El coche nos espera a pocos metros del punto en el que abandonamos el cauce. Un coche cuyo termómetro, por cierto, marcaba sólo cuatro grados a las cinco de la tarde. Un buen día para hacer barrancos.

En la entrada del año pasado sobre este mismo descenso encontraréis los detalles del acceso y del retorno.



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