La lista de barrancos olvidados es larga, muy larga... y a ella pertenecen la mayoría de los barrancos de la Alta Ribagorça y su zona limítrofe aragonesa. En general, los descensos de la comarca, salvo excepciones como el Viu de Llevata, adolecen de información escasa, accesos perdedores y equipamiento precario, todo ello a causa -y causante- de su poca frecuentación. Este domingo, mi colega Didier y yo aprovechamos la mañana y visitamos un descenso que no es excepción a todo lo dicho: el barranco de Peranera. Y eso que tiene su encanto, es accesible y, salvo crecida, técnicamente sencillo...
Estrictamente, el Peranera (incorrectamente nombrado Peramera en las viejas guías que lo incluyen) se compone de un breve estrecho con cinco rápeles de entre siete y doce metros, tan continuados como rápidos de descender.
Mucho más arriba de este estrecho, podemos encontrar dos cascadas más, de veinte y dieciocho metros, pero la distancia que las separa del estrecho (kilómetro y medio de río) y la larga aproximación que requieren (de 1 h 30 min a 2 h) desequilibran la relación precio-calidad del barranco, y creo que no merecen la pena. Aunque la parte inferior, sola, es tan corta... Que cada cual valore.
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