miércoles, 31 de agosto de 2011

VAL PROGERO INTEGRAL


Tercer día en Ticino. El barranco escogido para la jornada era el Val Progero, un descenso poco conocido y aparentemente de menor interés. Dado que los cañones que nos interesaban todavía tenían que bajar un poco de caudal, lo escogimos tras comprobar que sus niveles eran elevados, pero asumibles. Fue una buena elección, porque uno de sus pasos nos ha dejado alguno de los mejores recuerdos del viaje...

El Val Progero se encuentra en el pueblo de Gudo, muy cerca del camping La Serta en el que estuvimos alojados. De hecho, aguas abajo del tramo deportivo fluye inocente junto a las tiendas de campaña... Se divide en dos tramos, que sumados dan un tiempo total de descenso de entre 4 y 6 horas. Es algo muy asequible, por lo que no dudamos en realizar el descenso integral.



Tramo superior


De corto recorrido y escaso desnivel, contiene siete cascadas de entre 5 y 17 metros de escasa dificultad, más algunos toboganes y resaltes. Es la parte menos interesante de la integral, pero por su escasa duración, es casi obligado descenderla junto con la segunda parte.




























Las reseñas marcan un tiempo de entre 1 y 2 horas para finalizar la primera parte. En ese lapso, alcanzaremos el puente que marca el inicio del segundo tramo, la parte inferior y más interesante.



Tramo inferior


Se inicia con un par de cascadas de 5 y 12 metros, que nos llevan al inicio de un pasamanos. Por él se accede a la reunión del tercer rápel, de 45 metros. Hemos visto fotos del mismo con caudal normal, y es bonito. Pero con el caudal que nosotros encontramos, esta cascada sólo puede definirse como ESPECTACULAR. El agua bajaba con tanta fuerza, que a unos quince metros del inicio generaba un rulo de gran tamaño que se cruzaba por su interior.






























Después de este bellísimo paso vienen tres cascadas más, alguna saltada con las debidas precauciones...
















...y un rápel de 30 metros de gran belleza. El otro paso de nota del descenso.
















Lo que viene ahora, tras un par de toboganes, son dos cascadas de 12 y 16 metros. El primero, sobretodo, canaliza fuertemente el caudal.
















Y esto se va acabando... Nos quedan dos rápeles, de 32 y 17 metros, en un terreno más abierto, resbaladizo y lleno de aristas que afea el final.
El primero de ellos puede fraccionarse para evitar roces (aconsejable).















Tras ellos, una última rampa nos deja en la badina que marca el final del descenso. Desde allí, nosotros salimos por un sendero a la derecha, y sin quitarnos los trastos, entramos en el pueblo y continuamos caminando hasta el camping en apenas diez minutos. ¡Un lujo!

La nota negativa del descenso son los fuertes roces que plantean algunos de sus rápeles. Es algo bastante común en los descensos de la zona, posiblemente por el tipo de roca... pero de este barranco salimos con dos cuerdas seriamente dañadas. Ojo pues con los roces, especialmente en el rápel de 32 del final si no se fracciona.

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