Nuestro quinto día en Ticino amaneció con previsión de tormentas a partir de mediodía, así que después de anotarnos el Pontirone inferior por la mañana, echamos un vistazo al cielo y nos pareció que teníamos margen suficiente para un descenso más. Por horarios, caudal y características, el Cresciano inferior (v3a3II) era ideal.
Este descenso es otro gran clásico de la zona, corto, abierto, bien esculpido y lleno de saltos y toboganes. Vamos, uno de esos descensos imprescindibles si se viaja a la región... aunque en mi humilde opinión, está sobrevalorado y no es para tanto. Ya lo visitamos en 2009, y a la vuelta dejé la correspondiente entrada en el blog con los detalles. Comparándolo con aquella visita, destacan los cambios en algunas pozas. Tras el primer rápel (17 m), viene un salto de cinco metros a una poza que en su día estaba enronada, pero hoy cubre lo suficiente para saltar a ella sin problemas. A cambio, el canalón de entrada a dicha poza hoy está taponado por un bloque que no estaba en su momento. Algo más adelante, el rápel de 11 saltable en el que tuvimos un susto hace dos años, hoy también cubre más que entonces.
Siguiendo barranco abajo, al llegar a las pozas desde las que se tienen unas vistas impresionantes del valle, evitamos los traicioneros toboganes que costaron algún disgusto en el viaje anterior, y tras los bonitos rápeles que llevan al camino de acceso dimos por finalizado el descenso.
Con una perfecta sincronización, tal y como llegamos al coche empezó a llover. No podíamos haber apurado más.
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