miércoles, 18 de mayo de 2011

CONGOSTO DEL RÍO CAJIGAR


Saliendo del Abizanda, otra vez tormenta... ¿Qué hicimos? Pues irnos a comer... y después, echar un vistazo al cielo. Al norte estaba completamente negro, pero al este se veía despejado, así que hicimos unos kilómetros y nos fuimos a conocer otro clásico: el Cajigar.


Nosotros accedimos de la siguiente forma: partiendo de Benabarre en dirección sur por la N-230, a los pocos kilómetros tomamos el desvío a la izquierda hacia Caladrones y Ciscar. Llegados a esta última continuamos por la derecha en dirección a Antenza, y a doscientos metros, justo antes de cruzar un puente sobre el río Cajigar, tomamos una pista a la izquierda que remonta el cauce. Junto a un árbol de grandes dimensiones, y con el final del estrecho del Cajigar ya a la vista, dejamos el coche y continuamos a pie por la pista, hasta llegar a un cruce con una casa a la vista a lo alto y a la derecha. Aquí torcimos a la derecha hasta llegar al cauce del río Seco, que forma parte del acceso o del descenso, según se mire. Este tenía algunas pozas tan malolientes como inevitables, pero cuando empezaba a cundir el desánimo, llegamos al cauce del Cajigar y nos cambió la cara: agua abundante y marrón a causa de las lluvias.


Una vez en el principal, las paredes se cierran y forman un pasillo que no se abrirá hasta el final del descenso. Ante un enorme bloque empotrado, a modo de umbral de entrada, nos equipamos y damos nuestros primeros pasos por un caos de bloques repleto de ramas y troncos, que nos da una idea de la fuerza que puede ejercer aquí el agua en crecida.





















Saldremos de él mediante dos rápeles de 8 y 3 metros, y luego continuaremos por esta estrecha garganta, incluida su zona de oscuros, hasta llegar al final, en un recorrido que nos llevará aproximadamente una hora y media.



































Al abrirse la garganta, saldremos por la derecha a la pista y el coche de forma casi inmediata.

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails