Después las lluvias del sábado, el pasado domingo amaneció soleado, de manera que decidimos intentar combinar los barrancos "serios" que formaban parte del plan inicial: Gallinés Inferior, un descenso breve a priori, y tras él la Foz de la Canal. Al final, sólo tendríamos tiempo de hacer el primero.
Como íbamos en dos coches, creímos que lo más rápido sería hacer la combinación de vehículos que explica el Huesca. Cañones y barrancos. Tomo 2 - Pirineo de Fernando Biarge y Enrique Salamero. Para ello, y saliendo de Aínsa en dirección Bielsa por la A-138, tras unos kilómetros hay que coger el desvío a Salinas y Plan (Ctra. A-2609). A los seis kilómetros y medio, y justo antes de entrar en un túnel, aparcaremos el primer coche en una explanada a la izquierda; desde aquí se ve la gran vertical final, sobre la boca del túnel. Con el segundo coche volveremos atrás, tomaremos el desvío a Saravillo, y tras cruzar el pueblo, seguiremos ascendiendo y tomaremos la pista que lleva a la Vasa de la Mora o ibón de Plan, hasta el punto en el que cruza el cauce en una gran glera.
La combinación de coches nos ahorra una hora de subida a pie, pero por contra, supone empezar el descenso más arriba de lo habitual, en una zona de destrepes y rampas rodeadas de bosque y sin relevancia. Sea como sea, el descenso tiene un carácter abierto y de escaso interés en su primera parte, y no cobra carácter hasta llegar a su magnífico salto final.
Esa primera parte, como decimos, consiste en destrepes y rápeles rodeados de bosque, en una zona bastante abierta.
Al llegar al final, la cosa cambia: el barranco se encaja brevemente, se inclina y se precipita vertiginosamente hacia el vacío en una cascada de ciento cuarenta metros de desnivel. Su descenso se fracciona en tres rápeles, de 40, 35 y 60 metros. El primero tiene una rampa inicial que no permite apreciar la caída que nos espera hasta que cambia de inclinación, aunque ésta puede intuirse. Aterrizaremos en una gran repisa desde la que un nuevo rápel nos llevará, pared abajo, hasta otra repisa a la derecha. Aquí encontraremos un pasamanos, por el que podremos abandonar el descenso saliendo al interior del túnel de la carretera por una ventana.
Sin embargo, y ya que estamos, lo suyo es hacer el último rápel, que nos dejará al pie de la cascada sin ningún tipo de complicaciones.
Tras todo esto, recogeremos las cuerdas y subiremos por el canchal de la izquierda hasta la carretera y el coche.
¿Alguna nota negativa? Sí: las instalaciones. Aunque en los primeros rápeles son suficientes, en la gran vertical las reuniones del primer y segundo rápel están compuestas por spits viejos y/u oxidados y chapas que se mueven. Triangulamos la primera uniendo las dos chapas a un puente de roca, añadiendo cuerda y maillones nuevos, y confiamos en las cintas y cordinos de la segunda. Si siempre es recomendable llevar algo de material de instalación, aquí más...
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