viernes, 8 de junio de 2012

SIETE CASCADAS DE LIRI


De cara al fin de semana pasado, había ganas y alguna que otra idea, pero los días fueron pasando y finalmente todo quedó en nada. Y encima, llegaron también las tormentas... A pesar de todo, Anaïs y yo decidimos no quedarnos sin barranquear el domingo, y ya a mediodía decidimos hacer una salida relámpago hasta Castejón de Sos para bajar el barranco de Liri. El descenso requiere combinación de coches, pero como sólo teníamos uno, hicimos la versión corta finalizando en un escape hacia la carretera a mitad de barranco. De esta forma, sus doce cascadas se quedaron para nosotros en siete.

Descendimos el barranco entre tormenta y tormenta. En general no es aconsejable descender un barranco si llueve o amenaza llover; no obstante, en este caso el descenso era rápido, conocíamos el cañón y además éste tiene una cuenca pequeña y  poco favorable a las crecidas, por lo que era ideal para un día tan inestable. Y allá que fuimos.

Desde el coche, no hay ni cinco minutos hasta el primer rápel, una cascada de unos diez metros cosida a instalaciones arriba y abajo. En la segunda cascada, los parabolts dejan paso a un natural en un árbol, y rapelamos siete metros por fuera del agua.























El tercer rápel es más espectacular. De unos doce metros, se desciende por el activo.























Los siguientes tres rápeles son algo más cortos, de diez, ocho y siete metros. No plantean dificultades especiales, aunque en el primero de ellos (R4, de 10m) debe prestarse atención al roce de la cuerda en la roca desde la que se rapela.























Sin pausa, se llega al séptimo rápel (12m), que también se desciende por el activo. Tras él, un tobogán de un par de metros...























...y llegaremos a unas rampas en las que el barranco se abre y salimos al bosque. A la izquierda veremos el escape que decía anteriormente, y que en pocos minutos nos sacará a la carretera, a pocos metros del coche. Lo mejor es descender el cañón entero, pero si no disponemos de dos coches, esta alternativa es buena. El tramo descendido es muy contínuo, y si encontramos un buen caudal, nos dejará un buen sabor de boca.


Efecto del roce de R4 sobre una de nuestras cuerdas...
Aproximación: Desde Castejón de Sos (Huesca), saldremos en dirección a Pont de Suert por la Ctra. N-260. Al poco, torceremos a la izquierda en dirección a Liri, y recorreremos unos dos kilómetros y medio, hasta una curva pronunciada a la derecha con una amplia zona para aparcar a la izquierda. Dejaremos el coche aquí, y carretera arriba, unos metros más allá y por la izquierda, accederemos al primer rápel.

Retorno: Si bajamos el barranco entero, debemos dejar un primer coche en el cementerio de Castejón de Sos. Al acabar el descenso, llegaremos hasta él saliendo a la izquierda a unos prados y más adelante a la pista que lleva al cementerio. Si por contra, hacemos la versión corta, tras el séptimo rápel y el tobogán veremos a la izquierda un sendero poco trazado. Por él saldremos a la carretera en apenas cinco minutos, a corta distancia del coche de acceso.




martes, 5 de junio de 2012

RIUET DE LA MOLA


Sigo aprovechando las tardes de los días laborables para coleccionar los barrancos locales. Didier, David y yo hemos escogido esta vez el Riuet de la Mola (v2a2II), uno de esos descensos de coleccionismo puro y duro por los que nunca harías doscientos kilómetros, pero que sirven para llenar un par de horas en total si te queda cerca, ya has hecho los buenos y no se te ocurre nada mejor. O si quieres iniciar a alguien con un descenso muy fácil y algunos puntos divertidos, que los tiene.

El barranco se encuentra en el municipio de Montanuy (Huesca). En la carretera A-1605, aproximadamente a la altura del desvío a Castarné (punto kilométrico 54), se encuentra la salida. Un kilómetro y medio más arriba, en dirección a Bonansa, encontraremos a la izquierda la pista y el campo por el que accederemos al inicio.

No hay mucho que explicar. El descenso empieza con unos doscientos metros de progresión por río abierto rodeado de bosque, hasta que llegamos a un estrecho de roca más formado de lo que cabría esperar por el entorno. Ahí, tras un destrepe, haremos un pequeño tobogán y encontraremos un rápel que nosotros saltamos sin problemas.

Haciendo el tonto en el primer tobogán
Primer rápel, saltado desde una repisa
























Tras un pasillo, el río vuelve a abrirse y nos ofrece, entre destrepes, otro tobogán antes de llegar a otro estrechamiento, de mucha menor entidad que el primero. Aquí hay otro rápel instalado, muy corto.

Saliendo del primer estrecho
El breve segundo estrecho, con su pequeño rápel
























Más adelante encontraremos el último obstáculo, un resalte destrepable por la izquierda que, sin embargo, es más divertido saltar. No tocamos fondo.

Didier en pleno vuelo
David, repitiendo salto























Después de esto no queda más. Nosotros recorrimos unos metros más de cauce y salimos por la izquierda a la carretera, siguiendo un rastro de neumáticos que deja claro que la "civilización" está cerca.


 
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