sábado, 5 de octubre de 2013

APERTURA DEL BARRANC DE LAC REDON


En los años 80 y 90, en España, un grupo de iluminados decidió que ríos y barrancos no sólo servían para llevar agua de un sitio a otro, sino también para caminar y nadar por ellos y bajarlos con cuerdas. Ya había muchos explorados, pero casi todo estaba por hacer. Imagino aquellos aperturistas llegando a Broto, o subiendo la carretera que lleva de Aínsa a Bielsa, diciendo con emoción y asombro ¡¿Por dónde empezamos?!

Desde entonces ha llovido mucho y se ha abierto casi todo lo que se podía abrir. Aquellos pioneros dejaron poca cosa decente por descubrir, por lo que como me dijo alguien recientemente, los que llegamos tarde nos hemos de limitar muchas veces a abrir "zanjas". O bien cascadas grandes o abiertas, que por entonces -y aún hoy para muchos- se alejaban del concepto de barranco en sentido estricto.

Cerca de casa, llegando a la boca sur del túnel de Vielha, los ocupantes de los coches que suben hacia el valle de Arán pueden ver, si desvían su mirada a la derecha, una larga y delgada cascada que cae desde lo alto de la muralla que separa la comarca occitana de las tierras ribagorzanas. Es el barranco de Lac Redon, que sirve de desagüe al lago homónimo situado más arriba, y que a pesar de estar bien a la vista, aparentemente seguía vírgen. Con el prolongado deshielo de este año, la cascada había conservado un caudal abundante hasta bien entrado el verano, y Didier y yo llevábamos ya un tiempo observándola y valorando su apertura. Después de varias inspecciones previas, el pasado 22 de septiembre fuimos finalmente a descenderla.

A las ocho de la mañana, habiendo dejado la furgoneta aparcada junto al refugio del Espitau de Vielha, echamos a andar cargados como mulas en dirección al lago Redón. La temperatura todavía era baja, y a esa hora el valle de Conangles está a la sombra, pero tanto peso a la espalda nos iba a hacer entrar en calor bastante rápido.





A los veinte minutos de aproximación, más o menos, ya se puede ver con claridad la cascada que vamos a bajar. Finalizado el deshielo y tras varias semanas sin lluvias, el caudal había bajado bastante en comparación con el que habíamos visto a mediado de agosto, cuando habíamos estado inspeccionando acceso y retorno.

La cascada, a mediados de agosto
Inicio del descenso


Por fin, después de superar el tramo de subida de la Escaleta, y con el tejado del refugio del lago asomando ya en lo alto, llegamos al clarísimo punto de entrada al barranco, una zona de cauce abierto justo antes de un estrechamiento. En este punto, el GPS nos marcaba una altitud de 2187 metros, cosa que convierte el barranco del Lac Redon en el descenso reseñado y publicado a mayor altitud de España que nosotros sepamos. Nos han comentado la existencia de descensos abiertos a mayor altitud, pero no hay ninguna información disponible de ellos.

Preparándonos para empezar el descenso


Una vez equipados, empezamos a progresar por un cauce lleno de bloques y de fuerte desnivel. Nada extraño en este entorno alpino, en el que no podíamos esperar paredes pulidas ni fuertes encajamientos. Enseguida llegamos a la primera cascada, en un giro a la derecha y sin visibilidad del fondo, y en el que instalamos con parabolts un rápel que resultó finalmente de treinta metros. A continuación, tras un par de resaltes llegamos a un embudo con fuerte inclinación, en el que equipamos otro rápel de treinta metros en un árbol a la derecha. Con el caudal mínimo que encontramos posiblemente era destrepable, pero las condiciones habituales -las que recomendamos- implican descenderlo con más agua.


Primer rápel (30 m)
Instalando el segundo rápel (30 m)


Ese segundo rápel no llega hasta el final del encajamiento: conduce a otra reunión, esta vez a base de parabolts, desde la que salvar un canalón que concentra el caudal mediante un rápel de veinticinco metros.

Cabecera del tercer rápel (25 m)
El tercer rápel es el más canalizado de todos


Para llegar a la reunión del cuarto rápel hay que cruzar ese canalón y llegar a al árbol en que se encuentra, en una repisa a salvo de las aguas. La perspectiva desde aquí es más amplia, hay más patio y las vistas del valle son más espectaculares.


El valle de Barrabés, a nuestros pies


Desde ese árbol, rapelamos veinticinco metros hasta una amplia repisa. A partir de ésta, observamos que el barranco se mostraba definitivamente abierto, y que bajo nuestros pies teníamos una sucesión de rampas hasta llegar al suelo. Desde abajo, el cauce daba mayor sensación de verticalidad.

El cuarto rápel (25 m), visto desde arriba...
...y desde abajo


Instalamos una nueva reunión, la quinta, a base de parabolts, y salvamos la primera de esas rampas abiertas. Al pie de la misma se forma un resalte y un canalón que concentra el caudal y lo lanza en un nuevo salto. Hasta el pie de la cascada, medimos unos treinta metros de rápel.


Picando piedra en la cabecera del quinto rápel (30 m)


Descendiendo el quinto rápel, ya en una zona mucho más abierta que la superior

Pasillo de acceso al sexto rápel
Acceso a la cabecera del sexto rápel


A continuación encontramos la rampa de menor inclinación del descenso. Aquí dejamos dos parabolts más, y desde ellos descendimos cincuenta metros, hasta estar de nuevo en plano. Este rápel, el sexto del barranco, es también el más largo y el menos interesante.


R6 (50 m), rampa que da lugar al rápel más largo del descenso


Octavo rápel (35 m) de la cascada izquierda
Con esto el barranco llega a su tramo final, pero aún guarda una sorpresa. El cauce gira a la derecha y tras unos resaltes, salta hacia su final definitivo a través de una cascada de cincuenta metros. Sin embargo, en ese giro parte del agua continúa recto y se precipita por una cascada más larga, aunque también más seca en estas fechas. Un gran pino negro hace las veces de isleta en la que el cauce se parte en dos. Después de dudar durante un rato acerca de qué variante tomar, decidimos equipar las dos. En la cascada derecha dejamos una reunión en un árbol y medimos cincuenta metros de cuerda hasta el suelo, y a continuación, descendimos la cascada izquierda, que quedó fraccionada en dos rápeles. Desde el pino negro que he mencionado, hicimos un primer rápel de cuarenta metros hasta un saliente, en el que dejamos dos parabolts más. Luego, unos últimos treinta y cinco metros de cuerda nos dejaron definitivamente al pie de la cascada. Habíamos abierto un nuevo descenso.




Celebrándolo con unas cervezas en el aparcamiento
























Ficha técnica

Provincia: Lleida
Zona: Vall de Conangles, Val d'Aran
Cuenca hidrográfica: Noguera Ribagorçana
Población más cercana: Senet (Alta Ribagorça)
Mapa: ICC el Pont de Suert 1:25 000
Altura en inicio: 2187 m
Altura en final: 1855 m
Desnivel: 332 m
Longitud: 400 m 
Tipo de cañón: vertical y abierto en general
Aproximación: 1h 45 min a 2 h
Descenso: 3 h aprox.
Retorno: 35 min.
Altura del rápel más largo: 50 m
Cuerdas: 2x50 m
Neopreno: No tiene pozas que cubran. Según caudal.
Instalaciones: Parabolts de 10 mm y naturales. Recomendable llevar cintas o cordinos de repuesto.
Época: Verano, según deshielo
Restricciones: No se conocen
Historia: Primer descenso, Didier Mena y Xavier Guerrero, 22/09/2013. Con anterioridad se había escalado en hielo su tramo final.


Mapa de situación del descenso, acceso y retorno
 
Datos prácticos

Acceso: Desde Pont de Suert, saldremos en dirección a la Val d'Aran por la carretera N-230. Al llegar a la boca sur del túnel de Vielha saldremos por el carril lateral, que conduce al antiguo túnel, y luego subiremos por la derecha hasta el refugio Espitau de Vielha. Aparcaremos en la gran esplanada adyacente, y ya a pie tomaremos el GR-11, pasando por entre los edificios del refugio. Después de cruzar nuestro barranco, el sendero se adentra en el valle de Conangles para luego girar a la izquierda y ascender fuertemente en el paso de la Escaleta. Al llegar a un desvío, el GR tuerce a la derecha: nosotros seguiremos recto, por un sendero que lleva ya de forma evidente hacia el barranco. Cuando el camino se acerca a pocos metros del cauce, casi llegando al refugio del lago Redón, entraremos al barranco. 

Retorno: No hay senda de retorno. Una vez finalizado el último rápel, lo más práctico es seguir cauce abajo hasta llegar a una zona más llana y de vegetación menos densa que nos permita seguir por la orilla hasta toparnos con el sendero GR-11. Una vez en él, desharemos el camino de acceso hasta el coche.

Combinación de vehículos: No

Caudal: Permanente. Muy alto en deshielo, pasa a normalizarse finalizado este. En invierno llega a helarse.

Escapes: No comprobados, aunque no parecen factibles a partir del segundo rápel.

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