sábado, 22 de junio de 2013

CUANDO LOS RÍOS SE ENFADAN


Esta está siendo una semana muy dura en el valle de Arán. Esa comarca se ha llevado la peor parte de las inundaciones que barrieron este martes el Pirineo, causadas por la suma del deshielo de las enormes cantidades de nieve que se acumulaban en estas montañas y de unas lluvias muy abundantes y concentradas que dejaron más de cien litros por metro cuadrado en sitios como la misma Val d'Aran y algunos puntos del valle de Boí.

En la Alta Ribagorça, sin llegar ni mucho menos a los niveles de la comarca vecina o de Benasque, también vimos subir muchísimo los caudales. Así, el río Noguera de Tor se desbordó ayer a su paso por Barruera, ocupó prados, desdibujó caminos y anegó el paseo del río en el mismo pueblo. El sonido de los bloques de piedra que, arrastrados por una corriente brutal, chocaba contra las rocas del fondo, ponía la piel de gallina. Finalmente, por suerte, en esta comarca los daños fueron menores y todo quedó más bien en un susto.

la pasarela, a ras de agua

el río, desbordado a su paso por Barruera

Estas crecidas han dejado unas imágenes espectaculares de algunos barrancos. Aguas arriba de Barruera, en Caldes de Boí, el prohibidísimo barranco de Llebriqueto -está en la zona periférica del parque nacional de Aigüestortes- presentaba una estampa terrible pero bella:

las últimas cascadas del Llebriqueto, desde la carretera

También aguas arriba, pero en el río Sant Martí a su paso por Boí, el caudal tenía un aspecto más que temible, comparado con el habitual -que no es bajo-:

a la izquierda caudal habitual; a la derecha, el caudal del 18 de junio de 2013

En esta misma cuenca, el barranco de Durro no era menos, y se sumaba a la fiesta de la espuma presentándose inabordable:

último rápel de un barranco de Durro pasado de vueltas

Por último, en la cuenca del Noguera Ribagorzana, muy controlada por los embalses y menos afectada por las lluvias, también se podían observar caudales muy elevados, aunque asequibles, como por ejemplo en las cascadas de Salvassa. Sin embargo, el Llauset bajaba tremendo, imposible, sin duda a causa de la apertura de las compuertas de su embalse aguas arriba:

a ver quien se mete en el Llauset así


Un bonito espectáculo, siempre que todo se quede en el susto.

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