jueves, 30 de mayo de 2013

BARRANC DE L'OLLA DE MEL


nuestro descenso, desde el merendero del santuario de Gresolet
El año pasado, y de forma previa a la celebración del  encuentro Espeleocanyons 2012 en Bagà (Barcelona), sus organizadores entablaron conversaciones con la dirección del Parque Natural del Cadí-Moixeró para establecer una regulación de los barrancos situados dentro de sus límites, barrancos que hasta entonces estaban prohibidos. Gracias a ese trabajo, hoy vuelven a estar a nuestro alcance algunos descensos bastante interesantes que por culpa de la prohibición habían quedado en el olvido. Es el caso de los tres barrancos secos que, con orientación sur, caen desde lo alto de los riscos o cingles de Gresolet: Bassotes, Paller y Olla de Mel. Hasta el encuentro de 2012 y la publicación del mapa Espeleo&Canyons, Canyons i cavitats de l'Alt Berguedà 1:50.000 (Ed. Piolet, 2012), sólo el primero de ellos había sido publicado; de los otros dos, no había ningún tipo de información disponible.

El Olla de Mel es una grieta cortada a cuchillo en un queso calcáreo. Muy evidente desde abajo y nada desde arriba, salva un gran desnivel en ocho rápeles muy seguidos, sin espacios intermedios. La morfología de este desconocido, con su encajamiento, sus pasillos de tan sólo un par de metros de ancho e incluso un puente de roca, sorprende agradablemente.


Después de acceder a sus escondidos inicios, un primer rápel de 15 metros nos llevará al interior de la garganta. Acto seguido, otro de seis metros nos dejará en un estrecho pasillo, flanqueado por altas paredes.



























Sin pausa, encadenaremos dos rápeles más, de tres y catorce metros, intuyendo ya más abajo el enorme puente de roca que atravesaremos a continuación.



























Un pequeño destrepe nos llevará al corazón del puente de roca. Aquí el cauce hace un giro a la izquierda. Montaremos un rápel de trece metros que nos dejará en una sala.

en el interior del puente de roca





















De nuevo, el cauce vuelve a encerrarse en un estrecho pasillo, y al mismo tiempo, empieza a ganar cada vez más verticalidad. Tras una rampa, haremos dos rápeles de veinticinco y veintiséis metros...



























 
ojo con la caída de piedras en el último rápel
... y saldremos a la luz. La garganta se nos acaba de golpe, pero aún estamos a cincuenta metros del suelo. Con un último rápel de esa longitud, descenderemos una placa vertical y llegaremos al pie de la pared, final de nuestro descenso. Mucho cuidado aquí con la caída de piedras desde lo alto: la repisa que queda a unos cinco-diez metros por debajo de la instalación está llena de piedras sueltas, por lo que es necesario quitarse de en medio y salir del pie del rápel mientras descienden nuestros compañeros o al recuperar.




Datos de interés

Aproximación (dos coches): Desde Bagà, debe cogerse la estrecha carretera que lleva al núcleo de Gisclareny. Sin entrar en él, seguiremos por esta carretera hasta su final, y continuaremos por la pista sin asfaltar que la continúa. Después de serpentear y ganar altura, llegaremos a un collado -el Coll de la Bauma- en el que encontraremos una bifurcación. Aquí torceremos a la izquierda en dirección a Saldes, y descenderemos haciendo varias lazadas hasta llegar al Santuario de Gresolet y su merendero. Dejaremos aquí el primer coche, y con el segundo volveremos atrás, hasta el Coll de la Bauma, para desde allí continuar hacia la izquierda, pista arriba. Saldremos a una zona de prados, y tras superar una loma, aproximadamente a dos kilómetros desde el collado de la Bauma, veremos a la izquierda la vaguada que forma nuestro barranco. Aparcaremos donde no moleste y bajaremos hasta el cauce. Llegaremos a una zona muy vestida, que evitaremos por la izquierda, cogiendo algo de altura y llegando ya cerca del borde de los riscos. Divisaremos un embudo a nuestra izquierda: por ahí no es. Al contrario, bajaremos hacia a la derecha, cruzaremos un claro y continuaremos recto, hasta encontrar una pequeña canal por la que entraremos en nuestro bien escondido barranco (aprox. 15 min.).

El acceso en coche puede hacerse también desde Saldes, tomando la pista a Gresolet que sale desde la misma carretera B-400.

Retorno: Tras el último rápel, bajaremos bosque a través, tendiendo poco a poco hacia la derecha, hasta encontrar un sendero que nos llevará hasta la pista, y de ahí al primer coche (aprox. 20 min.).

miércoles, 22 de mayo de 2013

BARRANCO DE LLAUSET INFERIOR


El Llauset inferior es un buen recurso cuando todo va pasado en la Ribagorza. Al estar regulado por el embalse de Llauset y el azud de Morelló, su caudal es habitualmente normal. Y además, es muy fácil de evaluar, simplemente echando un vistazo al río a su paso junto a la carretera N-230. Al día siguiente de nuestro descenso del Viu de Llevata, parecía una buena opción para rematar el fin de semana sin demasiadas complicaciones.

Ya he reseñado el descenso varias veces en este blog, de forma que procuraré no repetirme... Dejaré simplemente unas fotos de la ocasión.

el primer rápel















Con las últimas crecidas del río, se ha destapado el ojo de la presa que permanecía ciego (el derecho visto desde abajo), por lo que ahora el caudal se reparte entre ambos aliviaderos en este último paso.


la foto de equipo de rigor
La descripción más detallada del descenso, su acceso y su retorno pueden encontrarse aquí.

miércoles, 15 de mayo de 2013

BARRANC DE VIU DE LLEVATA


El invierno 2012-2013 ha sido pródigo en nevadas, cuando menos en el Pirineo de Lleida. Eso ha hecho que los barranquistas nos frotemos las manos y esperemos impacientes el deshielo, pero también obliga a ser prudentes y tener en cuenta que, ahora mismo, todo lleva bastante más agua que el año pasado por estas fechas. Los barrancos no entienden de calendarios y aquello de "a partir de tal fecha ya se puede bajar" no siempre es cierto.

Uno de los primeros toboganes
Hace dos fines de semana, David y Manu se acercaron a Pont de Suert con la intención de barranquear conmigo y con Didier. Viendo como van muchos barrancos de la zona se hacía difícil escoger, puesto que la mayoría no están ni mucho menos equipados para ser descendidos en condiciones de aguas vivas. Después de valorar varios descensos, optamos por un Viu de Llevata crecidito.

Los primeros resaltes, todo bien. Agua y la espuma justa, se notaba que las recepciones generaban movimientos, absorbían un poco pero se salía sin problemas.

Enseguida llegamos a una poza que en condiciones normales no supone más que un pequeño salto. Con este caudal, sin embargo, la poza se convierte en uno de los puntos más delicados del descenso. Y llegó el susto.

La poza forma una S, en la que la cascada que vierte a la misma entra por la izquierda pero la salida se encuentra a la derecha. El conjunto generaba un potente remolino asociado al rebufo que formaba la cascada. Llegué de primero, leí correctamente los movimientos y, sin darle mayor importancia, salté al centro y braceé para tomar la vena de salida. Entré en ella y gané el borde de la poza. Sin embargo, cuando buscaba a donde agarrarme para salir de ella -los bordes son lisos y resbaladizos-, noté como algo tiraba de mí hacia atrás, lenta pero poderosamente. En un exceso de confianza e infravalorando la potencia del remolino, había saltado con la mochila a la espalda. ¡Gran error! La corriente me llevaba directo al chorro y su rebufo. Antes de llegar a él, me impulsé con los pies contra la pared para esquivarlo y tomar la vena de salida, pero lastrado por la mochila, volví a fallar y me ví de vuelta al rebufo. Consciente del error, me agarré con una mano a un saliente mientras, con la otra, me desabrochaba a toda prisa los tres cierres que mantenían la mochila en mi espalda. Les dí unos gritos a los de arriba y me paré a descansar. Los compañeros, viéndome en apuros, me lanzaron desde arriba la cuerda de kayak. En primera instancia me sirvió para sujetarme de forma más firme, ya que me mantenía sujeto al saliente de roca con apenas unos dedos. Sin embargo, al poco empecé a notar como el sobrante de cuerda empezaba a enredarse entre mis piernas. La cosa se ponía fea.... Finalmente, Didier saltó en plancha -y sin mochila-, ganó la salida de la poza sin problemas y, desde allí, me lanzó una cuerda y me pescó. Tardé una eternidad en desenredarme la cuerda de kayak de las piernas.

La marmita problemática. El ángulo desde el que
está hecha la foto hace que parezca alargada,
pero no lo es.
Bajando asegurado hasta un saliente desde el que
saltar al agua.

























Bajas el Freissinières y aunque lleve caudal normal vas concentrado, porque claro, es el Freissinières... Sin embargo, vas al Viu, que lo has bajado tantas veces, y te confías. Lección aprendida.

Tomada conciencia de las condiciones en las que bajaba el barranco, seguimos progresando riéndonos un poco menos y prestando un poco más de atención. El Viu de Llevata tiene pasillos largos y estrechos que canalizan fuertemente el caudal, y resaltes y toboganes que, en estas condiciones, exigen cuerda y prudencia.


Pasillo lleno de espuma pero sin dificultad
Con este caudal, cuesta reconocer muchos pasos
























Ciertamente, la mayoría de los rápeles no tienen recepciones problemáticas, pero la cuestión está en rapelar a través de cascadas con mucho caudal.

Espuma...
Más espuma...


Rápel por fuera del activo: atención a las ramas sobre
el bloque empotrado
El mismo rápel


Tras el tramo abierto intermedio, un saltito y el descenso se volvió a encajar. El paso conocido por algunos de la zona como "corre, corre, salta" -un falso tobogán por su mala recepción- estaba irreconocible, y obligaba a bajarlo con cuerdas, evitando una vena muy potente y una enorme seta en la recepción.


También hay tiempo para saltar y divertirse
El falso tobogán, impresionante

Algún que otro pasillo más, y llegamos al "Tarzán", un paso consistente en un rápel a través de una cascada acanalada y con giro a la izquierda que finaliza en una poza grande y redonda, con una salida estrecha. Viendo que aquí también podíamos tener problemas, utilizamos la reunión que permite bajar por fuera del agua y de su poza de recepción.


Más pasillos espumosos
El "Tarzán", descendido por fuera

Superado esto, poco después ya estábamos fuera del barranco, vestidos y camino de una más que merecida comida en la que comentar la jugada:

Viu de Llevata from barranquistas on Vimeo.

Sobre la descripción del acceso y del retorno, véase esta piada anterior.

NOTA

Edito la entrada para añadir que, al día siguiente de nuestro descenso, los bomberos del GRAE de la Generalitat tuvieron que rescatar un barranquista del mismo barranco con un tobillo roto. Tened cuidado ahí fuera...

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