Ossola, día 2. Después de abrir fuego con el Isorno final el día anterior, decidimos no andarnos con rodeos y seguir dedicándonos a los descensos de la lista de imprescindibles. El escogido para la jornada fue el Variola Superior (v4a5V), un recorrido largo y completo, quizá menos contínuo que su vecino Rasiga, pero casi tan imprescindible como aquel.
La aproximación parte del pueblo de Monteossolano, en el valle de Bognanco, y sigue un sendero que supera varias construcciones de piedra en ruinas. Encontrar pequeñas aldeas abandonadas en mitad de la montaña y a más de una hora a pie de la "civilización" es algo constante en las aproximaciones a los barrancos de la zona. La reseña de la guía que se editó para el Raduno 2010 le atribuye un tiempo de hora y media, pero a nosotros se nos fue más allá de las dos horas.
El descenso empieza con una sección abierta, salpicada por algunos breves estrechos. Nada más empezar encontramos el primero, con algunos toboganes divertidos aunque no demasiado limpios.
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| tobogán de 15 m según reseña |
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| bonito pero breve estrecho inicial |
Poco después aparece otro encajamiento, en el que por fin sacaremos las cuerdas para rapelar.
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| este estrecho se fracciona en dos rápeles... |
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| ...y un destrepe al final |
El barranco sigue con su tónica de toboganes y saltos, ganando interés y estética a medida que avanzamos. El tercer estrechamiento es una muestra de ello.
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| uno de los primeros saltos |
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| el rápel más alto del barranco (25m), saltable desde la repisa que se aprecia a la izquierda |
Tras un caos de troncos, el barranco entra ya en un tramo más encajado. Innumerables saltos y toboganes, cascadas sin dificultad y pozas verde esmeralda nos acompañarán hasta el final.
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| uno de los muchos pasajes bonitos |
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| pasillo inclinado |
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| rapelando por no saltar... |
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| lo dicho, pozas verde esmeralda |
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| saltando por no rapelar... |
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| y más pozas verdes |
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| algunos rápeles no acaban en pozas verdes |
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| el final del descenso no puede estar más claro |
Una vez en la presa que corta en seco el descenso, un sendero nos devuelve al pueblo y al coche con la sensación del deber cumplido.
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