sábado, 3 de septiembre de 2011

VAL DI GEI INFERIOR


Descendido el Giumaglio, nos desplazamos unos pocos kilómetros hasta Gordevio, la población en la que se encuentra el Val di Gei (v4a4III). Es otro descenso clásico, un concentrado de saltos y algunos toboganes en un recorrido de 2 a 3 horas de duración. Me parece similar a otros descensos de la zona, como Giumaglio o Val Grande inferior, aunque como todos, tiene su paso característico. En este caso se trata de un rápel de 45 metros con un espectacular géiser, muy vistoso pero fácil de superar. Evaluar su caudal es sencillo, porque nada más aparcar el coche y empezar a caminar, se cruza un puente desde el que se ve la última poza del descenso (foto izda.). Es cuestión de ver hasta dónde llega la espuma.

El descenso se inicia con un tobogán de 12 metros que inaugura el recital. Tras él viene otro de 6 metros y varias cascadas de poca altura, la mayoría saltables aunque la recepción no siempre está clara. La última de la serie, de 20 metros -no saltable-, dará paso al rápel de 45 metros.















































Ya estamos en el paso más vistoso del barranco. La cascada, escalonada, es amplia y se precipita al fondo de una grieta de forma perpendicular. A la derecha, una repisa proyecta una vena de agua hacia afuera, formando un chorro espectacular que parece cerrarnos el paso.











Tiene truco: bajo el mismo hay una repisa, y hueco suficiente para cruzar sin peligro hasta el otro lado, en el que nos espera una nueva reunión. Desde ella nos descolgaremos hasta la poza con cuidado, ya que la pared resbala y presenta varios salientes afilados que podrían dañar la cuerda. También podría pasar, pues no sé... que alguno del grupo fuera a apoyar la rodilla en la pared, con tan mala fortuna que al hacerlo una de esas aristas atravesara el neopreno y le provocara un corte en la rodilla que necesitara cuatro puntos de sutura. Por decir algo... ¿eh, Natxo?









A continuación viene otro rápel bastante bonito, un colorido canalón de treinta metros sin muchas complicaciones.





















Tras esto, el barranco atraviesa un último y breve estrecho final, con dos rápeles de escasa altura -o salto ajustado- que nos ponen bajo el puente que cruzamos al empezar la aproximación.















En definitiva, es un barranco perfecto para combinarlo en una misma jornada con alguno de sus vecinos, tan parecidos en características.

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