lunes, 28 de marzo de 2011

BARRANC D'ERTA


El sábado, la meteorología pintaba algo intestable, pero parecía que aún podíamos aprovechar la mañana, así que mi amigo Edgar me devolvió la visita del miércoles y se acercó a la Alta Ribagorça para tantear conmigo uno de los clásicos de la zona. El objetivo era descender el Erta en condiciones de caudal "interesantes", y si aguantaba el día, el final del Peramera.

Saliendo de Pont de Suert (Lleida), tomamos la carretera N-260 en dirección a la Pobla de Segur, y aproximadamente en el kilómetro 341'5, antes o después del puente que cruza el río Viu, dejamos el primer coche. Con el segundo tomamos el desvío a Malpàs, que habíamos superado algo antes, para luego torcer en dirección a Ertà y Sas. A la altura de Castellars, la carretera se vuelve pista asfaltada. Tras unas curvas, en un giro a la izquierda tomamos una pista de tierra rojiza, y en 800 metros llegamos a un collado. Por la derecha sale una pista que seguiríamos para la aproximación normal; sin embargo, nosotros bajamos directamente hasta el río, como se hacía antes, para poder seguir el cauce y evaluar el caudal. Es difícil, porque parece aumentar o disminuir según el tramo. Llegamos al estrecho inicial. Bastante agua, pero sin excesos. Bien.

El barranco, estrecho y acuático, es breve. Lleva poco más de una hora el tramo más deportivo, dos horas contando el tramo abierto final. Consiste básicamente en una sucesión de pasillos más o menos estrechos, con resaltes, pequeños toboganes y algunos saltos.




































Tiene tres pasos equipados: dos rápeles y, entre éstos, un tobogán, todos ellos de unos 6-7 metros, aunque el último es saltable. Hasta el último rápel, el agua empujaba con fuerza, y encontramos algunos rebufos y drosages, con poco peligro ya que la mayoría de las pozas no cubren.


























































Luego el descenso se abre, y aunque todavía quedan algunos resaltes, pierde intensidad e interés. Tras caminar un rato por el río encontramos un sendero, marcado con un hito de piedras, que por la derecha bordea el río y luego sigue una antigua acequia, hasta llegar al puente sobre la carretera y el coche.

Justo ahí se nos puso a llover, así que cambiamos el Peramera por un pollo a l'ast, unas patatas y unas coca-colas...

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