Escapada barranquista a Mallorca, día tres. Llevábamos ya Coanegra y Biniaraix, y para continuar de menos a más, tocaba meterse en uno de los dos imprescindibles. Escogimos Mortitx, un descenso caracterizado por su belleza, por su final en el mar, y por su largo, duro y expuesto retorno. No defraudó nuestras expectativas, aunque se nos hizo muy corto: practicamente todo el torrente está instalado con cuerdas fijas para su remonte, y si las usamos para rapelar llegaremos al mar en una hora y media, sin apenas tiempo de saborear el descenso. Aún así, merece la pena. Y mucho.
Desde el santuario de Lluc, se accede a este barranco siguiendo la carretera Ma-10 en dirección a Pollença. Pasado el punto kilométrico 10, veremos a la izquierda el muro de piedra y la verja de entrada a los viñedos de Mortitx: junto a ella encontraremos un espacio para dejar el coche. Cargaremos con nuestras mochilas y saltaremos el muro por una de esas escalerillas de madera típicas de la isla, puesta al efecto. Tras ella tomaremos la pista, que atraviesa la posesión de Mortitx, la seguiremos y llegaremos a un refugio de caza, cerrado por una cerca que también deberemos saltar. Unos diez minutos más allá, rodeados de olivos, encontraremos un sendero a la derecha. Por él atravesaremos unos prados de carrizo y llegaremos a un collado, tras el cual nace el barranco de Mortitx. Descenderemos por él, siguiendo los hitos y las marcas de pintura, hasta llegar al Gorg des Bec d'Oca, una poza bajo una gran torre de roca, que podemos sortear por la izquierda. Continuaremos barranco abajo hasta llegar al estrechamiento donde se inicia realmente el descenso deportivo (tiempo de acceso, 1h 30 min).
En nuestro caso, decidimos ponernos los neoprenos y remojarnos en el mismo Gorg des Bec d'Oca, aprovechando para recordar los viejos tiempos y cambiar por un momento de deporte...
Desde aquí, en menos de diez minutos estamos ya en el inicio de la parte deportiva. En ella se suceden rápeles y resaltes de pocos metros siempre en un ambiente muy acuático, ya que las badinas están llenas y tienen profundidad, a pesar de que el caudal durante nuestro descenso es mínimo.
El torrente avanza, y sin darnos cuenta, las paredes se elevan a nuestro alrededor y nos plantamos ante el rápel de 20 metros, el más alto del descenso y único no equipado con cuerdas fijas en la fecha de nuestra visita.
Tras él bajaremos un rápel de 15 metros, también muy estético.
Saldremos de la badina, bajaremos unos resaltes... y llegaremos al mar, de un azul espectacular Es un de esos lugares en los que merece la pena sentarse y contemplar el paisaje durante un rato, en silencio.
Después de disfrutar del espectáculo, toca el retorno. Antes del resalte que desciende hasta el mar, por la derecha, veremos la vía de escape por la que nos toca trepar. La roca es buena y dispone de buenos agarres, y los pasos más expuestos están asegurados con cable de acero. Ascenderemos primero por el acantilado, para luego girar y remontar el barranco, siguiendo hitos y cables de acero. Las vistas son espectaculares, pero no está de más estar algo acostumbrado a las alturas. Una vez en lo alto, descenderemos por un lapiaz hasta el inicio del torrente. Sólo nos quedará deshacer el camino de acceso y volver a la carretera y el coche. En total, este retorno nos llevará unas 3h 30 min.
Otra opción es salir por el escape equipado y luego descender hasta la cabecera del rápel de 20 metros, para a partir de ahí volver arriba remontando la zona deportiva del torrente. En cualquier caso, salir a nadar al mar no es una opción: intentarlo le costó la vida a las dos únicas víctimas mortales que se ha cobrado este descenso.
2 comentarios:
Si, estar algo acostumbrado a las alturas ayuda a realizar este retorno por la "ferrata" por decirlo de alguna forma...
Mallorca Mision Cumplida!!!
Jejej, no fue mal, no... a ver qué comentarios me dejas cuando cuelgue el Comafreda, jajaj...
Publicar un comentario