Y llegó el último día de barranquismo en la isla. Para aprovecharlo, decidimos afrontar el descenso del Bade Pentumas, un barranco seco que mantiene algunas pozas con agua, aunque éstas pueden evitarse con algo de maña.
El descenso se encuentra en el valle de Lanaitto, y la población más cercana es Oliena. Saliendo de ella en dirección a Dorgali por la carretera SP46, en el kilómetro 5,8 tomaremos un desvío a la derecha, en dirección a la surgencia de Su Gologone y el valle. Cuatro kilómetros y medio más allá, encontraremos una bifurcación: por la izquierda iríamos a la surgencia kárstica mencionada, pero nosotros giraremos a la derecha, siguiendo una pista que pronto cambia el asfalto por la tierra. Siguiendo siempre por la principal, tomaremos la única bifurcación que encontraremos a la derecha, y seguiremos hasta encontrar el antiguo refugio de Sa Ohe, hoy punto de información de las cuevas de Sa Ohe y Su Ventu. Como curiosidad, estas dos cuevas están conectadas por un sifón de más de 100 metros de longitud, y de ellas se han explorado ya unos 18 km.
Dejaremos el coche aquí, en el refugio, y tomaremos un sendero que se inicia por detrás del mismo y a la derecha, que aunque está balizado con hitos de piedras, requiere atención para no perderlo. Empezaremos remontando por el bosque, pero enseguida saldremos a campos de lapiaces salpicados de zonas de vegetación por los que iremos subiendo sin descanso. Si no perdemos el sendero, llegaremos a las ruinas de una pequeña construcción, Cuile S'Uscradu. Atravesaremos por ellas y seguiremos por un sendero ahora ya más visible, hasta la cresta del monte Ortini (708 m). Allí podremos ver otra cabaña tradicional sarda, esta vez en uso, aunque no hace falta llegar hasta ella. Debemos bajar al otro lado de la cresta, al pequeño valle que veremos detrás. Una vez en su interior, seguiremos aguas abajo, hacia la izquierda, hasta que éste se estrecha, gira a la izquierda y se une al barranco que vamos a bajar ya muy cerca del primer rápel. La aproximación lleva unas dos horas y cuarto.
El descenso empieza directamente con un rápel de 22 metros. Parece que vamos directos al agua, pero una repisa nos salva. Tras él viene otro de 13 metros y varios meandros en los que encontramos agua, aunque pueden evitarse por la repisa izquierda. El paisaje recuerda ciertamente a Guara.
Más adelante tenemos un par de rápeles más, de 19 y 15 metros, en seco. No obstante, el agua corre por debajo, y se deja oír a través de algunos agujeros.
Después el barranco se estrecha y nos obliga a superar varios rápeles con agua en su recepción. Algunos requieren habilidad para no mojarse, aunque a veces al primero no le queda más remedio que mojarse los pies...
Una vez se acaban las pozas con agua, nos espera un rápel curioso: un volado a través de un agujero nos deja en el interior de una cueva de poca profundidad.
Aún haremos un par de rápeles más, pero a partir de aquí el barranco se ensancha y tiene mayor valor paisajístico que deportivo. Por supuesto, encontraremos más de una cueva.
Al final, las paredes se abren definitivamente y el cauce se adentra en el bosque. Bordeándolo, llegaremos a la pista, que siguiendo hacia la izquierda nos llevará hasta el coche en 15 minutos. Una vez en el aparcamiento, siempre es bueno ser previsor y traer lo necesario para un pequeño picoteo...
2 comentarios:
Enhorabuena por el viaje y los descensos, y los artículos sobre todos ellos, vaya currazo!
Uff, ya ves lo que he tardado en escribirlos...
Y tú, esperando mejores temperaturas para meterte en el agua, ¿no? Me imagino que ahora te dedicas a la nieve... :)
Nos vemos!!
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