Pues eso: por segunda vez este año, y como colofón de la temporada en esta zona (los barrancos de Pirineos Orientales franceses no pueden descenderse a partir del tercer domingo de septiembre), he vuelto a este barranco con Jordi, Manu y Judit. Siendo sábado nos hemos encontrado muchos grupos, tanto en el párking como luego en el agua, aunque no hemos tenido esperas dentro del barranco por este motivo. El caudal se mantenía normal, y tan disfrutón como siempre.
Al llegar a la cabecera del único rápel obligado, nos encontramos con un accidentado: un barranquista de 60 años según la prensa había sufrido una caída, y se dolía de la cadera. Su grupo ya había solicitado ayuda, y en pocos minutos un helicóptero descolgó a dos agentes del servicio de Socorro en Montaña de la Policía Nacional francesa (CRS), que lo colocaron en una camilla y lo evacuaron. Las tareas de rescate duraron una hora.
Mientras los agentes del grupo de rescate hacían su trabajo, en la lavadora se iban amontonando los grupos. Incomprensiblemente, el guía francés de uno de ellos empezó a gritar y a exigir que le dejaran pasar para montar el rápel y poder continuar el descenso. Lamentable personaje...
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