Después de haber bajado la parte superior, nuestro segundo día en Suiza decidimos acometer el descenso de algo más ligero, la parte inferior del Cresciano: un tramo de 30 minutos de aproximación y unas 2 horas de recorrido. Anaïs y Olga se quedaron en el camping, así que fuimos Judit, David, Carlos y yo.
Tomando como referencia la población de Bellinzona, debe partirse hacia Biasca por la carretera cantonal 2. Después de atravesar Claro llegaremos a Cresciano, y estaremos atentos. Tras pasar la estación de ferrocarril Osogna-Cresciano, y a la altura de un concesionario de automóviles Honda, giraremos a la derecha para pasar bajo las vías del tren. Volveremos a girar a la derecha, y avanzaremos unos metros por una pista de tierra hasta ver un parking a la izquierda, donde dejaremos el coche.
Al fondo de ese párking sale un sendero ascendente hacia la derecha. Siguiéndolo se cruzan un par de veces las pozas finales de nuestro barranco, hasta llegar a la cabecera de la parte inferior. Hay varias bifurcaciones, por lo que debemos orientarnos bien y no continuar hacia la parte superior.
El descenso se inicia con un salto de 6 metros, tras el que viene un rápel de 17. La siguiente dificultad está reseñada como salto de 5 metros, aunque la poza actualmente está enronada y debe escogerse bien donde caer. Puede montarse rápel.
Después viene un rápel de 25 metros, que puede finalizarse en una marmita colapsada, con un enorme bloque en su interior, desde la que saltar a una profunda poza de aguas verdes.
A continuación haremos un salto de unos 4 metros, y tras él un pequeño tobogán-lanzadera.
Acto seguido viene un rápel de 11 metros, que de acuerdo con las reseñas puede saltarse. No obstante, la pared hace barriga y la poza está enronada: deben darse un par de pasos en la rampa de salida del rápel, y caer justo al pie de la pared, que es donde cubre. Montamos rápel, pero Carlos quiso arriesgar e intentó el salto: resbaló y se dió en la cabeza, afortunadamente sin más consecuencias que una pequeña herida y un chichón. Suerte del casco...
Tras esto, las paredes se abren y nos muestran el valle a nuestros pies. Lástima que las pozas llenas de bañistas, de aquí al final del descenso, le resten encanto al paisaje... Lamentablemente, en este punto David se torció un tobillo en un tobogán y tuvo que abandonar acompañado de Judit. El coche estaba próximo, así que Carlos y yo continuamos el descenso. Tres rápeles encadenados nos permiten superar una grieta en el granito, y después de pasar una gran poza repleta de bañistas, otros cuatro rápeles nos llevan al final.
Con el muro de las vías del tren delante, sólo nos queda seguir la pista de tierra hacia la derecha, y llegar al coche en menos de cinco minutos.
Igual que para la parte superior, para realizar el Cresciano Inferior es obligatorio llamar previamente a la empresa hidroeléctrica Ofible y comunicar la intención de descender el barranco. Si nos dan el visto bueno, una vez finalizado el descenso debe llamarse nuevamente para comunicar la salida (teléfono +41 91 756 66 15).
La reseña puede verse en www.swisscanyon.ch
2 comentarios:
Donde David se torció el tobillo, yo me rompí la pierna. Desde entonces creo que no he vuelto a hacer planes de viajes (han pasado muchas cosas desde entonces), y hoy me ha dado por buscar reservas, y he encontrado vuestro relato.
Muchas gracias por compartir.
Gracias a tí, Beti, por visitar el blog y dejar tu comentario. Espero que vuelvas pronto a planear viajes y a disfrutar de barrancos lejanos.
¡Saludos!
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