lunes, 3 de septiembre de 2007

ALPES MARÍTIMOS


¡Ya estamos de vuelta! Y el balance es muy po
sitivo: cuatro "expedicionarios" (David, Jordi, Silvia y Xavi), siete días de viaje, seis barrancos descendidos, buen tiempo en general y muy buenos momentos entre amigos...

La idea inicial, y que finalmente llevamos a cabo, fue la de desplazarse inicialmente hasta Breil-Sur-Roya, para descender la Clue de la Maglia. Desde allí, y después de hacer noche a medio camino, nos instalamos en un camping de Touët-sur-Var, desde el que el resto de descensos previstos nos quedaban a escasa distancia. La lista de barrancos a realizar en esta zona se fue modificando sobre la marcha, en función de la meteorología: algunos eran demasiado largos como para acometerlos con tiempo inestable, y fueron sustituídos por otros más cortos. Finalmente, dicha lista quedó así: Vallon du Moulin de Roubion, Gorges de la Roudoule, Riou de la Bollène, Clue du Riolan, y Clue du Chaudan.

Clue de la Maglia

Descenso imprescindible, diría que obligatorio. Pozas de agua verde cristalina, saltos, toboganes, una zona oscura en la que atravesamos una gruta... Ninguna fotografía o descripción puede hacer justicia a la belleza de este descenso. Además, entramos tarde y eso nos permitió disfrutar de este espectáculo de la naturaleza en solitario.
Deportivamente hablando, el descenso no tiene dificultades técnicas, y las instalaciones son buenas (químicos en su totalidad). El agua es extraordinariamente transparente, pero en algunas ocasiones no se ve bien el fondo y por ello no está de más sondear antes de saltar: hay mucha grava en algunas pozas, y la profundidad de las mismas puede variar.

aspecto del agua en las pozas
tobogán con la poza rellena de grava
paso bajo unos bloques
rápel en el interior de la gruta

Vallon du Moulin de RoubionAunque se trata de un descenso menos conocido, realmente merece la pena. Después de una cascada de unos pocos metros, el agua se ha abierto camino a través de la pared de calcáreo, y atraviesa una pequeña cueva para precipitarse posteriormente pared abajo unos sesenta metros. Luego continúa serpenteando, esquivando bloques y saltando siete cascadas más de entre cinco y treinta metros. Las instalaciones, a base de químicos, nos alejan muchas veces del agua, y eso lleva a pensar que el caudal del barranco, ideal el día del descenso, debe ser mucho más elevado durante el deshielo o a principios de temporada.
Por lo demás, en este descenso podemos olvidarnos de saltos y toboganes: no hay profundidad y sí muchos bloques de roca.
Una vez finalizado el descenso, y tras remontar unos metros el cauce de la Vionène, veremos el poste que señaliza la salida del cañón. Seguid sus indicaciones sólo si realizáis el descenso con un coche y lo habéis dejado en las granjas del inicio. Si por contra, habéis dejado un segundo coche entre los túneles, ignorad el cartel y subid directos hacia la carretera, por el sendero que sube fuertemente a la derecha.
instalando en la boca de la cueva el rápel de 60 m.
rápel de 60 metros
rápel de 60 metros

rápel de 30 metros


Gorges de la Roudoule

En un día gris y de lluvia intermitente y débil, optamos por este descenso rápido, después de evaluar su caudal desde el puente junto al que se deja el coche. De acceso cómodo, estas gorgas se van encajando progresivamente, y tienen algún paso interesante. Sin embargo, sabe a poco en comparación con tantos y tantos descensos vecinos interesantes. Lo encontramos con caudal normal, y pudimos disfrutar de algún salto.

se ve que en este descenso no está permitido correr



uno de los saltos del descenso

Riou de la BollèneÉste es otro de los grandes clásicos de los Alpes Marítimos, y a decir verdad su fama es merecida. Como casi todos por aquí, tiene un acceso y retorno cómodos con dos coches, y el descenso es intenso, repleto de tramos de nado, saltos, toboganes de hasta veinte metros. La diversión se mantiene hasta el final, con un salto de nueve metros en una zona encajonada. Como debe ser, ninguno de los saltos o toboganes es obligatorio, y siempre hay un químico del que montar un rápel si no se ve claro.
Este fue el primer descenso en el que encontramos más gente dentro del barranco; concretamente, un grupo formado por unos trece franceses. Sin embargo, no hubo problema: ellos iban a toda máquina, y nosotros nos tomamos el descenso con calma.

Como observación final, este descenso no sólo es combinable con otros de la zona,
sino también con la vía ferrata Les canyons de Lantosque, situada en el pueblo del mismo nombre. Su final, con una tirolina de 100 metros de longitud, puede ser una buena opción para redondear el día.

inicio del descenso, y primer salto
tobogán
Jordi, haciendo acrobacias

Clue du Riolan

De todos los que hicimos, fue el descenso con caudal más bajo respecto a lo que debe ser habitual en él. El gran caos del inicio mantenía alguna
s pozas con agua, pero en otras completamente secas podían verse las marcas de humedad del agua a un par de metros del suelo. A continuación llegamos al primer estrecho, en el que era necesario nadar, y sin embargo, tras esta zona, el tramo de río abierto por el que caminamos estaba completamente seco. Más adelante, la garganta se estrechaba mucho, el agua reaparecía y se concentraba y volvía a ser necesario nadar. A partir de aquí, el caudal que encontramos se mantuvo más o menos invariable, y aunque corría débilmente entre las diferentes pozas, nos hizo olvidar el mal aspecto que presentaba en su inicio.

Destacan de este otro clásico los diferentes estrechos que deben
superarse, con algunos pasos sifonados y multitud de rocas encastadas entre sus paredes. A lo largo del descenso, en muchas ocasiones pueden observarse troncos encastados y ramas acumuladas a diferentes alturas. Ello nos da una idea de los metros cúbicos de agua que pueden llegar a bajar por estas gargantas en caso de crecida... En conjunto, se trata de un descenso de gran ambiente.

final de la primera zona estrecha
uno de los muchos caos
algunos tramos casi no llevan agua, y en otros se puede saltar...

Clue du Chaudan

Una vez descartada la Clue d'Amen por estar prohibida los sábados, y a causa del cansancio acumulado y las previsiones meteorológicas, optamos por este corto descenso para finalizar nuestra estancia en la región. Presentaba un caudal norma
l, con las pozas llenas y el agua corriendo abundante entre ellas. Sin embargo, ésta arrastraba una buena cantidad de fango gris, por lo que transparencia de las aguas era nula y la visibilidad también. Los menos finolis pudimos realizar algún que otro salto y tobogán, aunque sondeando previamente. Lo acabamos en una hora y cuarto, exactamente la mitad del tiempo estipulado en las guías. Y justo al llegar al poste que señaliza el camino de retorno, nos empezó a llover. A esto se le llama aprovechar el tiempo al máximo...

el agua no era cristalina precisamente



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