Este fin de semana nos hemos desplazado hasta el valle de Pineta (Bielsa). La intención era bajar, entre otros, La Larri superior, pero las lluvias de los últimos días lo desaconsejaban. Finalmente, han caído la Garganta de Barrosa, la Neste de Saux inferior, el Barranco de Lugar y la Garganta de Escuaín. Cuatro barrancos distintos, un fin de semana perfecto.
Garganta de Barrosa
El viernes a mediodía llegamos a la zona. Montamos el campamento, comimos algo... se nos hizo más tarde de lo previsto, pero había que aprovechar el día y mojar los neoprenos en algún barranco rapidito. ¿Qué hacemos? Vimos que el Trigoniero iba bajo, así que optamos por su vecina, la Garganta de Barrosa. Allí alternamos rincones estéticos, saltos en pozas de aguas cristalinas y espuma tiñendo de blanco algunos de los resaltes. Todo ello en aproximadamente una hora y media de descenso. Y encima, ¡acceso y retorno inmediatos! No merece la pena subir hasta allí sólo para esto, pero es un descenso perfecto para combinarlo con otro. Y nosotros no teníamos tiempo para más.
Neste de Saux inferior
Inicialmente, el plan previsto para el sábado era descender La Larri superior. Sin embargo, y después de informarnos sobre las fuertes lluvias caídas durante la semana, decidimos pasar al segundo objetivo de la salida: la Neste de Saux inferior. Previamente, se había comprobado el caudal en la presa de salida, asegurándonos de que las lluvias no lo habían hecho imposible. Hacemos la combinación de coches, nos ponemos los neoprenos... y al agua. En la práctica, el único rápel "normal", sin cruces de vena, espuma ni dificultades técnicas, es el primero. A partir de ahí, encontramos dos gargantas estrechas, separadas por una pequeña zona abierta, en las que las cascadas se van encadenando, canalizando fuertemente el caudal. Lo estrecho de muchos pasos nos obliga a rapelar por el agua, que unas veces nos golpea y otras nos cubre totalmente, impidiéndonos ver por dónde progresamos. Esto es justamente lo que dificulta las maniobras, ya que no encontramos en las recepciones movimientos de agua lo bastante potentes como para ser peligrosos. Por otro lado, las maniobras de cuerda también deben hacerse con cuidado: no es difícil que las cuerdas se queden enganchadas en grietas o troncos, y que la recuperación se vuelva complicada. Merece también un comentario el pasamanos de acceso al segundo rápel del segundo estrecho. Al llegar a este punto, lo encontramos desmontado, con la cuerda destrozada, por lo que instalamos uno desmontable. Su montaje es delicado, por lo resbaladizo de la roca: un resbalón nos lleva directamente al caño de agua. El grupo que descendía inmediatamente detrás nuestro lo dejó instalado en fijo; sin embargo, debe tenerse en cuenta que queda expuesto a futuras tormentas, lluvias y deshielos.
Barranco de Lugar y Garganta de Escuaín
Con la satisfacción del deber cumplido el día anterior, para nuestro último día en la zona decidimos hacer algo corto antes de volver a casa. Después de algún despiste inicial en lo que se refiere a la carretera a seguir (Jordi nos llevó al huerto), llegamos a Escuaín algo tarde. Lo suficientemente tarde como para realizar el descenso de estos dos barrancos completamente en solitario, algo que pensábamos era imposible un domingo de agosto. Después de unos rápeles en seco, para animar un poco la jornada, llegamos al Yaga, a la Garganta de Escuaín y a sus pozas de aguas cristalinas. Lástima que se haga tan corto; sin embargo, no deja de disfrutarse de su belleza... y de sus saltos, muchos y variados.
Acabamos este último descenso, bajo un cielo amenazador, y volvimos al camping para recoger, cenar algo y emprender el camino de vuelta. Llegamos tarde y cansados, pero muy satisfechos. Un fin de semana perfecto.
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