Con el paso del tiempo, descenso a descenso, miramos guías y mapas cada vez más lejanos y nos animamos a hacer cada vez más kilómetros cada vez que salimos a barranquear. Ya conocemos suficientes barrancos de nuestra región y empezamos a fijarnos en la región vecina, en el país vecino, en el continente vecino. En ese proceso algunos descensos se van quedando atrás, injustamente olvidados por estar demasiado cerca mientras fijamos nuestra vista cada vez más lejos.
Algo así me ha pasado a mí con el barranco de la Gavarra, en Lérida. He tardado muchos años y varios cientos de descensos en fijarme en él. Las excusas han sido variadas: apenas hay información reciente, las reseñas no se ponen de acuerdo sobre por dónde entrar y salir, los horarios son teóricamente largos, es dificilísimo encontrarlo con agua, etcétera, etcétera. Siempre había un motivo para no ir; de hecho, ni siquiera me lo planteaba... hasta que este año surgió por fin la idea. ¡La primavera más lluviosa de los últimos setenta años parecía una oportunidad demasiado buena como para dejarla escapar!
Escogido el día adecuado, allá que fuimos esperando acertar. Y resultó que habíamos dado en el centro de la diana: una meteorología perfecta y unas condiciones irrepetibles hicieron que tantos años de espera merecieran la pena.
Y eso que no es fácil... la zona es una esponja enorme que absorbe el agua con voracidad. La Gavarra se anima con las lluvias, pero una vez deja de llover, el caudal baja rápidamente hasta desaparecer. Además hay que tener ojo con las prisas, porque el barranco desemboca en el río Rialb, y si cogemos aquel demasiado animado, éste podemos encontrarlo directamente imposible.
¡Y la clavamos! Al final de esta entrada os daré algunos datos para que podáis intentar acertar con el caudal.
El barranco de la Gavarra
La Gavarra es un barranco largo y estrecho, muy bien encajado y formado y con mucho ambiente. En su interior se suceden los rápeles cortos, los destrepes y los pasillos acuáticos de forma ininterrumpida, con pocos espacios muertos. Técnicamente hablando, no tiene dificultades destacables. Al acertar con la fecha lo encontramos con agua de principio a fin, de manera que pudimos saltar en bastantes de los rápeles y disfrutamos de un descenso acuático magnífico. Algunos anclajes quedaban extrañamente cerca del agua, inútiles en esas condiciones, indicando lo diferente que puede resultar el descenso si lo encontramos seco. No es difícil darse cuenta de que sin agua, todos esos resaltes y saltos se convierten en una sucesión interminable de pequeños rápeles que pueden acabar con la paciencia de cualquiera. Lo que con agua es un gran descenso, ágil y repleto de saltos y pasillos inundados, seco puede convertirse en una larga y pesada paliza.
Este es el resumen en imágenes:
Este es el resumen en imágenes:
primeros y prometedores pasos |
el primer rápel, de doce metros... |
...es el más largo del descenso. |
uno de tantos pasillos |
si no se ve claro el salto, mejor rapelar |
rápel de 10m, previo al afluente del barranco de Carreu |
el agua lo facilita todo y lo hace más bello... |
...y la espuma, ¡incluso da un toque de emoción! |
más pasillos, largos y sinuosos |
y más saltos, esta vez sobre un bloque empotrado |
superando un par de enormes troncos |
y atravesando uno de los últimos pasillos |
En estas condiciones el Gavarra se vuelve muy disfrutón y permite jugar y saltar, pero no debemos distraernos. El barranco es una grieta estrecha que lo engulle todo, y acostumbra a estar lleno de árboles y ramas caídas. Precaución, pues, si la visibilidad no es buena.
Con este caudal, además, también es inevitable que un pensamiento ronde por tu cabeza durante todo el descenso: si esto va así, ¿como irá el Rialb?
soleado inicio del tramo del Rialb |
Superadas las últimas dificultades del Gavarra llegaremos de repente a su río principal, y resolveremos la duda que nos corroe desde el principio de la actividad: el caudal del Rialb.
Y es que como decía más arriba, si hemos disfrutado del barranco con agua corriente, aquí tendremos que prestar atención: el descenso del Rialb en las condiciones que nosotros encontramos, con un caudal muy elevado, es un ejercicio técnico que conlleva superar tramos de rápidos y fuertes corrientes. Al llegar a la surgencia conocida como forat del Buli debe superarse un estrecho bastante comprometido, aunque evitable si no se ve claro. Además, en estas condiciones el forat se sifona, por lo que tendremos que buscar un paso alternativo.
superando una pequeña pero agitada cascada en la zona del forat del Buli |
entrando al túnel de tosca, un paso precioso |
Más abajo aún queda un paso bello y curioso: un túnel de tosca en el que solo hay que dejarse llevar por la corriente.
Si no habéis bajado el Gavarra con agua, el Rialb llevará un caudal mucho más amable que al menos os permitirá relajaros, remojaros y disfrutar sin problemas de esta última parte.
En definitiva: si como nosotros, acertáis con el caudal y disfrutáis de una Gavarra acuática y de un Rialb potente y técnico, os llevaréis a casa varios recuerdos para enmarcar y lamentaréis no haber ido antes.
Si por contra hacéis la aproximación bajo un sol de justicia para luego encontrar seco el barranco, y os dáis un tute de ¿veinte? rápeles y un número similar de destrepes, sorteando pozas podridas, árboles caídos y jabalíes en descomposición... os llevaréis a casa un recuerdo de pesadilla y lamentaréis el día en que os planteásteis hacer este descenso.
Avisados quedáis.
Acertar con el caudal
Si habéis leído todo lo anterior, ya tendréis claro que el éxito o el fracaso con este descenso depende de acertar con el caudal. ¿Cómo conseguirlo?
La primera opción es esperar a que alguien lo baje y cuelgue el caudal en internet. El barranquista moderno suele ser bastante vago, así que esta será la opción preferida para muchos.
Si tenéis un poco más de iniciativa, también podéis hacer otra cosa: controlar las precipitaciones de la zona y esperar el momento adecuado. En nuestro caso, llegada la primavera me dediqué a controlar los datos que ofrecía la estación del embalse de Rialb que ofrece la página web del SAIH Ebro. Tras un mes de febrero con precipitaciones puntuales, a principios de marzo empezó a llover en la zona de forma regular: apenas pasaban dos o tres días sin que cayera una gota. A mediados de abril, en poco más de mes y medio, habían caído allí un total de 268,1 l/m3. Tras un episodio de once días seguidos de fuertes lluvias, por fin se abrió una ventana de buen tiempo. Sabiendo que el Gavarra desagua muy rápido, esperamos tres soleados días y entramos al cuarto. Y salió bien.
gráfico del último episodio de precipitaciones antes de dos descensos conocidos (fuente: SAIH Ebro) |
¿Y si hubieramos esperado más?
La respuesta a esta pregunta me la dieron tres amigos que afrontaron el descenso una semana después. En solo siete días, en los que no hubo precipitaciones destacables, el Gavarra no sólo dejó de fluir, sino que se secó en gran parte: pocas pozas con agua, agua corriente sólo en el tramo final y río Rialb alegre, pero sin problemas. Según la opinión de uno de mis amigos, "una paliza".
En estas dos fotos podéis comparar el caudal de ambos descensos en dos puntos: el vado del río Rialb que se cruza durante el acceso (un buen checkpoint del río) y la cascada del forat del Buli, también en el Rialb.
Si no habéis hecho nunca el Gavarra, no creo que el caudal del descenso 2 pueda considerarse un fracaso. Aún así, es un ejemplo claro de que si vamos a bajar este barranco a lo loco, sin prestar atención a la época y las lluvias, muy probablemente lo encontraremos más seco que la mojama.
Suerte.
vado sobre el Rialb, checkpoint del mismo |
el forat del Buli |
Datos de interés
Fecha del descenso: 21 de abril de 2018
Dificultad: v3 a3 V
Acceso desde: Ponts (Lérida) o bien Gavarra (Lérida)
Combinación de coches: posible, aunque no imprescindible, en función del acceso escogido.
Aproximación: de 15 minutos a 2 horas, según punto de acceso.
Descenso: Las reseñas marcan de 5 a 7 horas según grupo y condiciones. A nosotros nos llevó 4h 30 min completar todo el recorrido (Gavarra más Rialb).
Retorno: de 15 minutos a 2 horas y media, según número de vehículos y punto de acceso.
Rápel más largo: 12 metros
Material: neopreno completo, 2 cuerdas de 30 metros. Recomendable llevar una cuerda por persona para agilizar el descenso.
Lo mejor: con agua, descenso imprescindible; largo y físico pero estético, bien formado y muy interesante.
Lo mejor: con agua, descenso imprescindible; largo y físico pero estético, bien formado y muy interesante.
Lo peor: sin agua, pozas normalmente vacías o podridas; puede hacerse muy largo y pesado.
Para más datos sobre acceso, descenso y retorno, puede consultarse por ejemplo en ropewiki.
Fotos: Oscar González, Xavi Guerrero
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